jueves, 29 de septiembre de 2011

La pseudo-PUCP

LA RAZÓN DEL DÍA

La pseudo-PUCP
Director Jurídico de UnoAmérica

            Nada hay que legitime a la camarilla que habría usurpado la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
            El abogado Walter Albán, por ahora decano de Derecho, que tiene una deuda personal con la Iglesia, pues, fue acogido en sus primeras etapas de ejercicio profesional por la Conferencia Episcopal Peruana, en el Departamento Jurídico de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), allá por los años 80s. En recientes declaraciones, habría pretendido justificar su conducta refiriendo que él actúa según el Concilio Vaticano II.
            Sin embargo, si te tomas la molestia de repasar los textos conciliares, las referencias que se encuentran sobre las universidades católicas, contradicen sustancialmente la posición del abogado Albán Peralta, antiguo Defensor adjunto del Pueblo.
            La tarea de la educación por la Iglesia Católica, se asienta en el siguiente principio: “Todos los cristianos (…) tienen derecho a la educación cristiana. La cual no persigue solamente la madurez de la persona humana (…), sino que busca, sobre todo, que los bautizados se hagan más conscientes cada día del don de la fe (…). Por lo cual este Santo Concilio recuerda a los pastores de almas su gravísima obligación de proveer que todos los fieles disfruten de la educación cristiana y, sobre todos los jóvenes, que son la esperanza de la Iglesia.”
Este principio, conciliar, otorga más fundamento a las reivindicaciones invocadas por nuestro Cardenal Cipriani, que al abogado Albán.
Los documentos conciliares recorren diversas formas de la educación cristiana, entre las que se destaca, como primera, la formación catequética. Por lo que no se llega a entender el motivo por el que el actual rector de la PUCP, Marcial Rubio, ha menospreciado la enseñanza del Catecismo de la Iglesia en la conciencia moral de los alumnos que tiene bajo su responsabilidad académico-administrativa.
Con respecto a las universidades católicas, la Declaración conciliar sobre la Educación Cristiana afirma: “La Iglesia tiene también sumo cuidado (…), sobre todo de las universidades…”, para que “se vea con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una, siguiendo las enseñanzas de los doctores de la Iglesia, sobre todo de Santo Tomás de Aquino. De esta forma, ha de hacerse presente como pública, estable y universal la presencia del pensamiento cristiano en el empeño de promover la cultura superior y que los alumnos de estos institutos se formen hombres prestigiosos por su doctrina, preparados para el desempeño de las funciones más importantes de la sociedad y testigos de la fe en el mundo.”
            Por lo tanto, el decano Albán y el rector Rubio, quedan totalmente excéntricos del radio de acción de las universidades católicas, de acuerdo al texto de esta Declaración conciliar, aprobada en 1965 por el Papa Pablo VI. Vigente, con seguridad, antes de que el abogado Albán terminara su colegio.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 29 de setiembre de 2011, pág. 13

Oclocracia y narco-estado

LA RAZÓN DEL DÍA

Oclocracia y narco-estado
Director Jurídico de UnoAmérica

            El coronel francés Pierre Chateau-Jobert, que ilustra la doctrina de la guerra contrarrevolucionaria, afirma que cuando un Estado no vence al narcotráfico, se debe a que quienes lo dirigen no tienen voluntad de imponerse frente a esta amenaza.
En los últimos días el debate político nacional fue casi reducido a la temática del narcotráfico, pero sin mayor lustre y con poco provecho, pues, no pasó de los acostumbrados lugares comunes en los que este debate suele ya estar acostumbrado y satisfecho: Imputar culpas a los gobiernos anteriores y ser indulgentes con el actual, lamentar el múltiple crecimiento de las plantaciones de coca sin aportar ninguna iniciativa que modifique las tendencias, insistir en el control de insumos químicos  sin ningún planteamiento para su eficaz reingeniería, etc., etc.
A la otra orilla, los promotores del narcotráfico obtienen crecientes éxitos en producción y productividad, en extensión de cultivos ilegales de coca y de amapola, en la seguridad de sus rutas de exportación, y en lo que nos podía parecer insospechado años atrás: En instalar y sostener su representatividad socio-política, articulando frentes de defensa para el control territorial, protestas populares y representación electa democráticamente en gobiernos locales y en el parlamento nacional, a lo que recientemente se suma, una nueva burocracia en el Ejecutivo, que plantea una suerte de contradrogas anti-imperialista. Bueno, no es novedad que las izquierdas se acerquen a las fronteras del narcotráfico, para instrumentalizar las drogas en beneficio del éxito de la Revolución..
Ya es innegable la pérdida de calidad de nuestros instrumentos de gobierno, y la desdibujada fisonomía de nuestra institucionalidad republicana.
Aristóteles señalaba que sólo habían tres formas legítimas para gobernar a los pueblos: La monarquía por la que se obtiene la unidad nacional, la aristocracia que garantiza la competencia en el ejercicio del mando y la república (ó democracia) que asegura las libertades. En retrospectiva histórica todos fuimos en alguna remota época monarquías, y al Perú nos llega por doble vertiente, por el imperio incaico y por el imperio hispánico.
Santo Tomás de Aquino, quince siglos después de Aristóteles, afirmó que el mejor gobierno es aquel que consolide la unidad nacional como la monarquía, garantice la idoneidad en el ejercicio del poder como la aristocracia y asegure las libertades como la república. Corrige así toda interpretación de carácter estanco sobre la clasificación aristotélica de las formas legítimas de gobierno, y plantea el carácter dinámico, enriquecedor y omnicomprensivo, abierto a toda la gama de realidades culturales y etapas históricas de los pueblos.
Pero, también hay formas ilegítimas de gobernar, que surgen de la desnaturalización de las tres formas legítimas. Así, la monarquía degenera en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la república por la demagogia en oclocracia.
La oclocracia es el gobierno de lo peor, en todos los sentidos. Campeará la inmoralidad y la ineficacia, no habrá virtud ni libertades.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 22 de setiembre de 2011, pág. 13

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Quiénes son las víctimas del terrorismo?

LA RAZÓN DEL DÍA

¿Quiénes son las víctimas del terrorismo?
Director Jurídico de UnoAmérica


            En países como el Perú, en los que se ha sufrido el terrorismo revolucionario, ha quedado una legión de deudos, que aún lloran a sus padres, a sus cónyuges y a sus hijos. Conozco a varios de ellos, sé de sus desgarradoras historias.
¡Cuánto dolor infringió este castigo apocalíptico de espanto! Los años 1980 hasta 1997 y algo más, fueron casi dos decenios, durante tres gobiernos, en los que nuestro país se mantuvo en vilo.
            El terrorismo revolucionario es la sustitución de la formación ideológica. Porque se obtienen adeptos disciplinadísimos, a través de la convulsión de prácticas de terror, cuyos resultados no se conseguirían con prácticas de adoctrinamiento y con los  recursos educacionales para forjar la educación disciplinada. Así, mediante actos de terror, la organización revolucionaria logra incrementar el número de sus adeptos.
            La otra cara del terrorismo, es mediante la perpetración de cualquier delito, con el afán de generar pánico en la población en general: un asesinato que atemorizará a muchos, una voladura de torres de transmisión eléctrica que producirá la angustia del apagón, la voladura de un coche-bomba que dañará la propiedad privada, etc. Aquí hay que distinguir entre la víctima del delito perpetrado como medio para producir el terror, y la víctima del acto terrorista en sí. Ambas víctimas no siempre coinciden..
            Así, cometido un asesinato por una banda terrorista, se producirán dos víctimas de naturaleza diferentes: La víctima del crimen de homicidio, y las víctimas del delito de terrorismo, que pueden constituir un porcentaje de la población o todo el país. Dependerá del salvajismo del crimen, de la difusión de la noticia y de la trascendencia personal del fallecido.
El domingo pasado se rememoró el décimo aniversario de los actos de terrorismo en Nueva York, que causaron víctimas por explosión y por fuego, perpetrado por pilotos suicidas. Pero, las víctimas del terror no fueron los que murieron, sino los que quedaron vivos, pero atemorizados y en pánico.
El lunes que dio inicio a la presente semana se rememoró, en el Perú, un aniversario más de la captura policial del profesor universitario Abimael Guzmán, conductor del Partido Comunista del Perú.
Sí, del “Partido Comunista del Perú”, al que periodísticamente se le apoda “Sendero Luminoso”, ocultándose su verdadero nombre.
El apresamiento del líder del terrorismo comunista en el Perú, sumado a la captura de casi toda la dirigencia partidaria, trajo como consecuencia una muy considerable disminución de la operatividad de esta máquina de muerte y destrucción del país.
¿Y por qué un partido político incurre en actos de terrorismo? Puede ser ó por razón práctica ó por razón ideológica.
En el caso de los partidos comunistas se da la confluencia de ambas causas. Siendo determinante el adoctrinamiento, porque el terrorismo es un delito de motivación ideológica. La razón práctica es porque los comunistas siempre padecen de una inusitada urgencia para practicar su devastadora revolución, y necesitan incrementar su proselitismo.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 15 de setiembre de 2011, pág. 13

La injusticia mediante el Poder Judicial

LA RAZÓN DEL DÍA

La injusticia mediante el Poder Judicial
Director Jurídico de UnoAmérica

            Sócrates fue sometido a un proceso judicial, bajo los cargos de corruptor de la juventud, sus jueces no fueron imparciales porque eran sus enemigos. Y, como toda sentencia emitida por quien odia, es prejuzgada y enteramente injusta.
Tomándome las debidas licencias para no ingresar a las profundidades del misterio religioso que es implícito en Jesús, fue sentenciado siendo inocente, siendo condenado a la pena más atroz que la infamia ha podido inventar, por odio.
Juana de Arco, la doncella vejada por los franceses que la traicionaron y los ingleses invasores, fue condenada por jueces que son el monumento a la vileza y el servilismo corrupto.
Tomás Moro, primer ministro inglés, fue procesado y condenado a muerte por los adulones del depravado rey Enrique VIIII, que demolió las bases ético-religiosas de los británicos y escoceses, y causó cinco siglos aún inacabados de persecución despiadada contra los católicos irlandeses.
La justicia es dar a cada uno lo suyo. Es reconocer a cada uno lo que le corresponde. Toda decisión en nombre de la justicia afecta el honor, la probidad y la inocencia de una persona en su relación con otros.
Ser enjuiciado es una pesada carga. Porque desde el inicio, y cuando los contenidos de la sentencia no se pueden avizorar, sin embargo se produce el recorte de la libertad locomotora, y la inmovilización del patrimonio. Sufrir un juicio, desde el inicio, es sufrir un grave daño, en la libertad personal y por el embargo de los bienes.
            Recientemente presenciamos al quebrantamiento de la justicia, porque ya no está preservada contra los intereses de los que odian, debido al rol de la prensa motivada ideológicamente, y por los ONGs conspirativos.
            Ambos se han erigido en una inquisión (no en la católica, sino en la maquinaria inquisidora criminal que fue el modelo calvinista).
Los medios de prensa y los ONGs, ideologizados, causan el ostracismo de sus víctimas. Y, ambicionan más, intentan determinar la decisión de los magistrados, quienes de atreverse a actuar en contrario, son objeto de sistemáticas campañas de desprestigio, para que pierdan el empleo. Algunos de los operadores de la justicia son víctimas del terrorismo de prensa y de los ONGs que conspiran al servicio de la Revolución.
Las ONGs gramscianas, instrumentan la coaptación del Poder Judicial, para adaptarlo al servicio de los odios ideológicos. Hay un notorio perfil de esas ONGs, acompañando determinadas ratificaciones de magistrados, la apertura de algunos enjuiciamientos y la emisión de señaladas sentencias.
            Nos estamos convirtiendo en mudos testigos de la horrible deformación de la justicia, y de la pérdida de la piedad, que es el fiel de la balanza.
La piedad atempera la justicia, hace que los procesos sean legítimos y las sentencias comedidas. La piedad es generosa mediante las amnistías, indultos y conversión de las penas. Pero, que hoy se han convertido en malas palabras, por influencia de la prensa y de los ONGs revolucionarios.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 8 de setiembre de 2011, pág. 13

domingo, 4 de septiembre de 2011

Desprivatización y re-estatización

LA RAZÓN DEL DÍA

Desprivatización y re-estatización
Director Jurídico de UnoAmérica

            En Venezuela, Hugo Chávez perpetró re-estatizaciones generalizadas.
            En Bolivia, Evo Morales también incurrió en desprivatizaciones, de menor intensidad en comparación a su mentor venezolano, por cuanto las orientaciones de las políticas internas entre Bolivia y Venezuela son abismalmente diferentes,
            En Argentina, el difunto Kirchner desprivatizó y re-estatizó, es decir, decidió que el estado reasumiera la propiedad y la gestión de empresas privatizadas durante los gobiernos anteriores. Las re-estatizaciones de la era política de los Kirchner se iniciaron en el 2003, ó denunciando los contratos de privatización por presuntos incumplimientos, ó aduciendo que hay que imitar los modelos exitosos de empresas estatales que hay en el mundo. Las desprivatizaciones de Kirchner afectaron servicios, como el correo argentino y como el agua y el saneamiento de Buenos Aires, y también empresas de una diversidad de sectores (energía, aviación comercial, comunicaciones, etc.).
            Esos tres gobiernos se relacionan con el Foro de Sao Paulo, la internacional latinoamericana que aspira instaurar el Socialismo del Siglo XXI.
            Al Foro de Sao Paulo pertenecen, también, el partido del presidente Humala, y el partido del congresista Diez Canseco. Ambos han llegado al poder bajo la alianza electoral Gana Perú.
            El plan de gobierno de Gana Perú (“La Gran Transformación”) presentado en la primera vuelta electoral, proponía la “Economía Nacional de Mercado”, que es la respuesta del “Socialismo del Siglo XXI” contra la globalización del capitalismo liberal. Luego, para la segunda vuelta electoral, se presentó la “Hoja de Ruta”, quedando la duda sobre su naturaleza y finalidad: ¿Era un plan sustituto, alternativo, complementario? O, simplemente un camuflaje electoralista. Sin embargo, ya en el gobierno, y con todas las formalidades de un acto gubernamental, el Presidente del Consejo de Ministros ha anunciado la desprivatización del estado peruano.
En los debates de la primera vuelta, Abugatás intervino para aclarar que la “economía nacional de mercado” no significaba estatizar empresas, sino que era un concepto económico. Lo cual es verdad, porque esa es la concepción económica del totalitarismo de inspiración marxista, que se renueva nominalmente como “socialismo del siglo XXI”. Y, quedó claro que “economía nacional de mercado” no es sinónimo de “nacionalizar”, cuyo significado es transferir la propiedad de las empresas privadas, para concentrarlas en el poder estatal y dirigirlas mediante cuadros burocráticos de tecnócratas.
Pero, ahora sí tenemos instalada la desprivatización del estado, como política general del gobierno. El gobierno de Humala/Lerner ha puesto al Perú al borde de un programa de nacionalizaciones, del que aún no sabemos su envergadura: ¿Será una desprivatización generalizada como en la Venezuela chavista, o una re-estatización como en la Bolivia de Evo, o se seguirá el modelo de la pareja Kirchner?
[Hasta aquí lo que publicó el diario “La Razón” del viernes 2 de setiembre, pág. 13: http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion02&td=02&tm=09&ta=2011

[Por falta de espacio no se publicó el siguiente párrafo, con el que concluía:
            Es propio y connatural del totalitarismo absorber cuanta actividad privada pueda ser fagocitada por el poder político. Lo decía Mussolini, uno de los ideólogos del totalitarismo: “Todo está dentro del estado, y nada de humano y espiritual se halla fuera del estado y mucho menos tiene valor”.