El
amor al odio
SERGIO TAPIA
El comunismo es causa ideológica de confrontación. Instala
la guerra donde debe haber paz. Es enemigo del desarrollo económico y social
porque suscita el odio entre unos y otros. El pensamiento y la metodología provienen
principalmente de Marx, Lenin, Mao y Gramsci. En América es impulsado por Fidel
Castro, y el arquetipo es el vil asesino “Che”
Guevara.
No se requiere iniciación filosófica para ser marxista.
Basta verlos quiénes son: Desde terroristas asesinos, pasando por líderes
provincianos fanáticos contra el desarrollo y a favor del narcotráfico, hasta terminar
en los cuadros del cabildeo de las ONGs derecho-humanistas.
El Papa Pío XI afirmó que el comunismo es “intrínsecamente perverso”. Significa
que esencialmente el comunismo es sumamente malo y depravado.
Las asonadas para impedir el desarrollo minero no
empezaron en Cajamarca contra el proyecto Conga; ni están terminando en Espinar
mediante el diálogo sobre el cuasi-agotado yacimiento Tintaya.
El Estado aún no es capaz de asumir políticas (sociales,
económicas y de seguridad) para salvar la República de esta amenaza. El gobierno
de Ollanta Humala testimonia once meses estériles frente a las escaladas guerrillera
y subversiva económico-social, dos gabinetes ministeriales inoperativos en crisis
y focos de violencia revolucionaria por doquier.
La solución no pasa por ensayos de responsabilidad
social, ni por prácticas de solución de conflictos, porque son visiones
parciales del síntoma, incapaces para diagnosticar y estériles en adoptar la acción
eficaz contra el comunismo: Esa ideología que ama el odio.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, jueves 28 de junio de 2012, pág. 6