viernes, 9 de agosto de 2013

La falsificación de los DDHH





La falsificación de los DDHH

SERGIO TAPIA T.




Los “derechos humanos” marxistas, linchan gobiernos y personas, para que la “Revolución” triunfe.

Esa versión de los “derechos humanos” maneja organismos internacionales en agravio de la soberanía del Estado. Y, también porciones del poder nacional, sometiendo fiscales y jueces, lo que degrada la justicia a niveles descritos por Manuel González Prada, quien parafraseando al general y orador ateniense “Alcibíades (…), decía: "Cuando un hombre es llamado por la justicia, comete una necedad al comparecer, pues la cordura está en desaparecer"; y un parisiense (…), se gozaba en repetir: "Si me acusaran de haberme robado las torres de Notre Dame, yo emprendería la fuga". Los ciudadanos del Perú deberían hacer lo mismo (…).”

Los falsos “derechos humanos” son sentimientos pasionalmente impregnados de ideología. Al carecer de racionalidad, objetividad y universalidad, no pueden ser legítimos defensores de la dignidad humana.

Esta manipulación marxista aspira a dos pretensiones: Vengarse inmisericordemente contra quienes combatieron y derrotaron la guerra popular de los ochenta/noventa, y defender hasta la impunidad a los criminales guerrilleros y terroristas que siguen actuando.

Hoy se cumplen 68 años del único bombardeo atómico ejecutado en el mundo, en Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto 1945. Ejecutado para provocar la inmediata rendición incondicional de Japón. Así concluyó la Segunda Guerra Mundial y los vencidos fueron enjuiciados de inmediato, por sus crímenes de guerra y lesa humanidad. Aunque, no se juzgó a ningún vencedor por crímenes contra los vencidos. Quedando impune Stalin que pidió a los anglo-americanos incendiar Dresde con sus habitantes civiles (Alemania, febrero 1945). También quedaron impunes esas explosiones atómicas en las ciudades más emblemáticas del catolicismo japonés. De esta “experiencia” surge un fundamento de los falsos “derechos humanos”, denominado “Los Principios del Derecho de Núremberg”, instrumentalmente útiles para la persecución penal del enemigo.

Desde los sesenta se elaboran tratados sobre derechos humanos, duplicadamente: universales y regionales. Esta producción se denomina el “derecho convencional”, cuyos organismos internacionales, desde los ochenta, han sido copados por ONGs dominantes.

La manipulación de este aparato normativo e institucional explica la irracionalidad e ilegitimidad de juicios como “Cayara” contra militares, “El Frontón” contra marinos y el caso “Comando Rodrigo Franco” contra un régimen democrático.

Tampoco hay racionalidad jurídica en la persecución penal contra el régimen político excepcional de los noventa, del que “Chavín de Huantar” es lo más vergonzante del sistema judicial.

Los falsos “derechos humanos” pretenden obtener viles precedentes judiciales, para privar a la Sociedad de su derecho a la legítima defensa contra la permanente agresión para-militar marxista.

Dudo de la “objetividad y rigor” del museo inspirado en la mal llamada “Comisión de la Verdad”. Porque son caviares sus únicos y exclusivos autores.

Y, si alguna autoridad, civil o castrense, se rinde ante algún ONG prepotente, en detrimento de la defensa de los procesados por combatir al terrorismo, es porque existe ambición a la “repartija”. Mientras tanto, yo encuentro refugio en el dicho de González Prada: “que ningún Judas aplique las leyes de Cristo”.


Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 9 de agosto de 2013, pág. 8

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