viernes, 25 de julio de 2014

Compromiso por el Perú - ¿Tan mal estamos?


Compromiso por el Perú

¿Tan mal estamos?

SERGIO TAPIA T.



 

¿Qué sucede en la Nación Peruana? ¿Aún no somos conscientes de la profunda degradación en la que hemos sumergido?

            El día 17 de julio, tras las celebraciones de la Virgen del Carmen –Patrona de Lima y del Criollismo- se suscribió en la Biblioteca Nacional del Perú el documento “Compromiso por el Perú”.

            Católicos, evangélicos, adventistas del sétimo día, anglicanos, ortodoxos, cristianos evangélicos, mormones, islámicos, budistas y bahaíes. Es decir, cristianos y no cristianos del Perú, se encontraron en una común realidad y aspiración: Ser peruanos y estar comprometidos con el destino Nacional.

Con esta impronta, superaron toda diferencia que los distinga y caracterice, y así expresaron unísonamente que el Perú sufre una “profunda crisis de valores que se va extendiendo”.

            Para lo cual asumieron promover cuatro esfuerzos necesarios e indispensables, para los que convocan “a todos los peruanos”: (1) Defender la vida desde la concepción, (2) Preservar la Libertad Religiosa, (3) Promover el Matrimonio entre varón y mujer, así como la Familia, (4) Sostener la adecuada educación integral, y respetar al derecho de los padres sobre la educación de sus hijos.

            Tal como lo advirtieron los Obispos junto al Papa Benedicto XVI, en el numeral 74 del documento de Aparecida (Brasil), con ocasión de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana, hay un “acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática (…) Una democracia sin valores (…) se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo”

            Que la crisis de valores es grave, es una verdad inocultable. Ahí está, patente ante nuestra mirada, la común conducta de políticos, jueces y fiscales, policías y de muchos que ejercen autoridad. Como también desertan de los valores un sinnúmero de líderes socio-político-culturales: Periodistas, maestros universitarios y escolares, padres de familia.

            De las cuatro propuestas a las que nos convocan las jerarquías religiosas más representativas del Perú, puede deducirse la gravedad del mal moral que padecemos: es gravísimo.

Tres de las propuestas están destinadas a apuntalar a la persona humana individualmente: Defender a la persona para que pueda nacer y vivir, respetarle su derecho a creer en Dios y a poder obrar consecuentemente con su fe, y ser vigilantes para que los niños y jóvenes que reciban una educación integral.

La cuarta propuesta se destina a apuntalar a la persona humana socialmente. Ya que se están produciendo graves amenazas que trastocan la noción de lo que es y debe ser una pareja matrimonial –respecto de la cual hay circunstancias que exigen aclarar lo que es de Perogrullo, pero tan mal estamos que no debe descuidar hacerse la aclaración–: Por pareja matrimonial sólo debe entenderse la relación que conciertan un varón y una mujer, y además, va ligado con la preservación del matrimonio la defensa de la familia –la célula básica de la sociedad–.

            Asediados nos encontramos, en lo personal y en lo social. Una grave revolución trastornadora estamos padeciendo: ¡Perú, levántate!

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 25 de julio de 2014, pág. 6

viernes, 18 de julio de 2014

Tribunal Constitucional: Extraño derrotero


Tribunal Constitucional: Extraño derrotero

SERGIO TAPIA T.



 

El Tribunal Constitucional (TC) fue creado hace 35 años, con la Constitución de 1979, y persiste por la Constitución de 1993. Durante muchísimos años, nuestro sistema republicano de protección de los derechos fundamentales funcionó sin Tribunal Constitucional.

Al Estado, monárquico o republicano, le es exigido preservar la paz y la seguridad, elementos sustanciales del bien común político. La seguridad jurídica consiste en preservar el orden jurídico, respetando los fallos jurisdiccionales y evitando re-sentenciar casos cerrados.

            A seis semanas de instalado el nuevo TC, su antiguo presidente ha informado que tienen más de 5 mil procesos pendientes, pero se dedicarán a revisar 600 casos, ya sentenciados por magistrados sustituidos.

            Cuidado… ¿Significa que abrirán casos cerrados para re-sentenciarlos? Esto es inconstitucional, y peligroso porque linda con la corruptela.

            ¿Cuáles son los criterios determinantes de la selección de los 600 casos? ¿Se revisarán aquellos en los que la opinión del actual presidente del TC fue minoritaria y no decisiva? De esta manera un caso adquirirá nuevo giro y tendencia, con nueva mayoría, favorable a la opinión del Dr. Urviola. Y, ¿los ONGs han participado en la selección de esos casos?

¡Qué se publiquen cuáles son esos 600 expedientes!

            Padecemos endémicamente la ausencia de clase dirigente, y carecemos de servidores públicos de carrera profesionalmente competentes. Nuestra sociedad está en descomposición, no le adornan virtudes y le afean sus defectos. Hay corrupción y criminalidad en las autoridades, electas y nombradas. Estamos inmersos en el primer país cosechador de hojas de coca y productor de cocaína, de alarmante contrabando y de espeso entramado informal y delictivo.

            En este contexto social el presidente del TC anuncia que 600 casos perderán la garantía constitucional de la estabilidad e inmutabilidad de las sentencias.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 19 de julio de 2014, pág. 6

Política y Religión


Política y Religión

SERGIO TAPIA T.



 

La persona humana es portador de valores eternos. Naturalmente fluye en ella la necesidad de creer en lo trascedente.

El ser humano no sólo actúa en función de conocimientos rigurosamente racionales, también lo hace por emociones, y hasta puede actuar por impulsos ideológicos (la ideología exige adhesión de fe, es creencia fanática).

La persona es un ser inteligente, que puede y es capaz de conocer. Que es libre, y por tanto puede determinarse, frente a los demás, frente a lo demás.

            La persona humana actúa en un medio social, y según los conocimientos que posee. Lo que sabe le asegurará acierto en su conducta, o el despeñadero vital.

            El ser humano tiene varios niveles de conocimientos, escalonados y jerárquicamente armonizados entre sí.

            En él priman sus convicciones religiosas, en las que cree por adhesión voluntaria, y por ellas se conduce éticamente. Tiene conocimientos filosóficos, por los que conoce las esencias, los universales, las categorías del ser, etc. Posee conocimientos científicos, que le proporcionan beneficio por su utilidad práctica. Ejerce habilidades técnicas, las que le permitirán obtener lo útil del conocimiento científico.

            Los conocimientos religiosos, filosóficos, científicos y habilidades tecnológicas, están sostenidas por la Moral o Ética (sinónimos), que es la ciencia cuyo objeto es conocer el Bien y el Mal, para que con utilidad práctica, realizar el bien y evitar el mal.

            Hay un control ético de las religiones, un control moral de las corrientes filosóficas, hay límites morales en el uso de los conocimientos científicos y de las habilidades técnicas.

            Porque el ser humano es una persona eminentemente ética. Es un ser inmerso en la moralidad, por sus conocimientos, por sus intenciones y por sus actos.

            La coherencia es la armonía, por eso la persona ordena jerárquicamente sus conocimientos. Su memoria no es un costal de contenidos revueltos.

Todas estas razones nos conducen a calificar de muy extrañas e incomprensibles las recientes declaraciones de la Ministra de Trabajo, Ana Jara, quien se ha atrevido a decir que “la religión y las políticas públicas van por cuerdas separadas”. Con ocasión del repudio que en defensa de la vida del concebido, se viene expresando desde la Sociedad Política por la usurpación de funciones de la Ministra de Salud, al aprobar por sí y ante sí regulaciones que intentan despenalizar el delito del Aborto Terapéutico.

Las políticas públicas son expresión de las ciencias políticas, y éstas están al servicio del bien común, y deben de responder a las demandas que la población legítimamente hace al Estado

¿Para qué nuestra Constitución Política, en sus dos primeras líneas, invoca a Dios Todopoderoso? Y ¿por qué sus artículos 2-2, 2-3, 2-18, 14 y 50? Que conteste la ministra Jara.

Ella debe de pedir perdón al país. Porque ella tan sólo ejerce una responsabilidad política, y no debe de olvidar que el poder emana del pueblo, y el pueblo del Perú es creyente, porque tiene fe religiosa.

 

Publicado en el diario “La Razón”, viernes 11 de julio de 2014, pág. 6

viernes, 4 de julio de 2014

Abortos Midori


Abortos Midori

SERGIO TAPIA T.



 

Herodes (“el genio malvado de la nación judía”), al informarse del nacimiento de Jesucristo (El Mesías esperado por Israel), ordenó la matanza de todos los niños menores de 2 años.

Dos mil años después, subsisten los herodianos; en el Perú desde hace una semana se alienta el “aborto terapéutico”. Que es un contrasentido, porque si es “terapéutico” es porque cura; pero en este caso “mata” un ser humano sano.

La responsable es la ultra-cuestionada Ministra de Salud Midori de Habich, economista y señalada como incapaz de conducir el Sector. Su Resolución Ministerial choca contra todo el ordenamiento jurídico peruano: constitucional, civil, penal y tratados internacionales.

La Ministra invade atribuciones del Congreso, que es quien aprueba las leyes. Sólo mediante la ley se puede obligar a hacer o no hacer. Pues, Midori mediante su resolución canceló las garantías constitucionales a la libertad y seguridad personales de los médicos, y pretende dictar el modo de administrar justicia penal a fiscales y jueces, quienes muy bien saben que el aborto se sanciona penalmente para proteger la vida del concebido.

Para maquillar el disparate, se ha dicho que se ha cumplido con una deuda de hace 90 años (refiriendo a que el aborto terapéutico se reguló en el Código Penal de 1924, y hoy se complementa con este protocolo terapéutico). Craso error. Porque el desarrollo de la medicina es exponencial respecto a épocas pasadas. Hoy se diagnostican y curan patologías que no se sabían manejar hace 20 o 10 años.

Las clínicas y hospitales, como cualquier otro negocio, deben obtener certificados y licencias para poder funcionar. La Resolución Ministerial de Midori es una licencia nacional que permitirá instalar clínicas abortivas, un negocio rentable en el orbe.

El procedimiento Midori es contradictorio. Se inicia cuando el médico tratante informa a la gestante que ella –no el feto– sufrirá peligro de muerte o grave enfermedad, si continúa la gestación. Si ella acepta la propuesta de abortar, se constituye un Junta de tres médicos, y si éstos no recomiendan el aborto, la gestante puede pedir otra Junta Médica. ¿Con qué fundamento? ¿Con qué razón científica? ¿Con cuál argumento médico? Con ninguno, aquí el aborto dejó de ser “terapéutico”, y se transforma a solicitud. El procedimiento legaliza el aborto, a secas.

Curiosamente el progenitor no participa de la decisión con la madre gestante.

Las contradicciones abundan. La vida del concebido no le interesa al Gobierno de Ollanta Humala. Incurriendo en un grave incumplimiento del tratado internacional, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que en su el artículo 16-1-d, obliga a los Estados a adoptar medidas para que en las relaciones matrimoniales y familiares “en todos los casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial”.

            Llama la atención este “chavismo” del Ejecutivo, que peligrosamente invade funciones de otros poderes. Empezó con los indiscriminados decretos legislativos para “fortalecer” el Estado. Ahora lo hace con resoluciones ministeriales.

 

Publicado en el diario “La Razón”, viernes 4 de julio de 2014, pág. 06


 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/