domingo, 21 de septiembre de 2014

Defensa Nacional: ¿Gasto o inversión?


Defensa Nacional: ¿Gasto o inversión?

SERGIO TAPIA T.



 

            Nuestra República no fue eficaz para preservar la integridad del territorio nacional. En contraste con el Incario, la Conquista y Virreinato, que fueron los períodos del expansionismo.

En general, los sectores dirigentes de nuestra República, han sido y son recelosos del gasto en pertrechos militares. No hemos sido belicistas, ni podíamos serlo, inmersos en una atmósfera prejuiciosa del gasto militar.

La inversión en Defensa Nacional corresponde necesariamente al Estado. No es la época de los ejércitos privados. Y, porque la seguridad nacional preserva la paz, que es elemento sustantivo del bien común (del objeto y fin) de la Sociedad Nacional.

            La inversión del Estado Peruano no es uniforme en los tres rubros que componen el gasto militar: en personal, en pertrechos y en contratación de nuevas tecnologías.

Nuestros militares han sido y son remunerativamente maltratados. Padecen desatención en sus sistemas de bienestar (educación para la prole, prestaciones de salud digna y extensiva a la familia militar, vivienda, etc.). En las últimas administraciones estatales, las carencias se han acentuado.

La improvisación impera, en medio de los torbellinos conflictivos, que cada decenio experimentamos con nuestros vecinos fronterizos y con la endémica subversión interna.

Y, es nula por inexistente nuestra inversión en las nuevas tecnologías de la seguridad nacional.

Aunque, nuestras insuficiencias al hacer el “gasto”, no nos exime de la necesidad ineludible de tenerlo que hacer.

Es frecuente medir el gasto en Seguridad Nacional, relacionándolo con el PBI (producto bruto interno, que es un cálculo de la cantidad de bienes y servicios que en un año se produce en el país). Ayuda a explicar ciertas proporciones del gasto que la economía absorbe.

Pero, hay otra variable que influencia en la generación del “gasto” militar, que es el nivel de las amenazas percibidas. Esta dimensión expresa la credibilidad de la política de defensa del país.

Algo interesante ha ocurrido en el “gasto” en la Defensa Nacional. Se ha transformado en una oportunidad de “inversión para el desarrollo”.

De las sociedades desarrolladas, surge la oferta de realizar compensaciones industriales complementarias. Así, la economía desarrollada beneficiada con la venta de artículos militares, hace inversión en la economía en desarrollo que gastó en la compra.

Es ya un tipo de acuerdo en comercio exterior (el “offset”) que busca compensar al país comprador del armamento, con una inversión proveniente del país vendedor del pertrecho. En beneficio de otros sectores productivos del país, no se cierra a que sea en el Sector Defensa.

Hay un loable esfuerzo por la Marina de Guerra del Perú, a través de su Escuela Superior de Guerra Naval, para develar a los civiles todo este mundo de la Defensa Nacional. Han sido prolijas y de mucho éxito las recientes presentaciones realizadas en auditorios universitarios limeños de pre y post grado, así como en la Escuela Diplomática del Perú. Difundir esta “Cultura de la Defensa Nacional” debe proseguir hacia los gremios empresariales y las provincias de interés.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 19 de setiembre de 2014, pág. 6

 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

viernes, 12 de septiembre de 2014

Dia de la Familia


Día de la Familia

SERGIO TAPIA T.



 

            Hoy se celebra el “Día de la Familia”. Es propicia la oportunidad para tratar sobre su identidad, sus crisis e importancia para la sociedad. Pero, hablar de la familia nos conduce a mencionar el Matrimonio, porque es su vínculo fundante.

            El matrimonio es la unión de varón y mujer. No hay matrimonio entre sólo varones, ni entre sólo damas. Porque el matrimonio y la familia son instituciones que tienen su origen en la generación de nuevas vidas humanas, las que biológicamente sólo es posible por la unión de sexos opuestos, siendo los únicos que hay: el hombre y la mujer.

            Es impropio decir que hay matrimonio de homosexuales. Y, hay fórmulas camufladas con denominación embustera, como un actual proyecto de ley que transcribe literalmente artículos del Código Civil sobre el matrimonio, concediendo “derechos” que ni el matrimonio tradicional tiene. Y, se denomina “unión no matrimonial”.

            El matrimonio funda la familia, y la familia es la célula base de la Sociedad.

            En la familia los cónyuges realizan su complementación social integral, como varón y como mujer. Y, abiertos al don de la vida, procrean hijos, los crían y educan, los que encuentran en el seno familiar sus primeras e indelebles relaciones sociales. La familia es la horma de la sociedad nacional. Dependerá del estado óptimo o crítico de las familias, la viabilidad o crisis de la sociedad. Es en la familia que se crean y se crían los futuros ciudadanos.

            Si deseamos generar profundos cambios sociales, para rejuvenecer nuestra Sociedad Peruana, la fórmula es trabajar edificando y fortaleciendo a la familia.

            El Perú tiene legado histórico de importante peso social. Las dos culturas de donde provenidos, la Incaica y la Hispana, instituían el matrimonio monogámico (la excepción la tenía sólo el Inca; uno es ninguno).

            El Virreinato y parte de la República, optaron por preservar  a la familia como célula social fundamental.

            En los últimos 70 años se sufre, desde el Estado, se concierta una sistemáticamente demolición de la institución familiar. Es grave reconocerlo, pero, desde la autoridad de la sociedad, se desestabilizó la base de la sociedad: la familia.

            Pero, no todo es desalentador. Hay muchos que trabajan en pro de la familia, como nuestro Cardenal Cipriani con iniciativas como la actual maestría que viene impartiéndose y diplomados, destinados a elevar los conocimientos y destrezas de los laicos entregados al apostolado. También está el Sínodo Arquidiocesano limense, de próxima inauguración, destinado a la amplia temática familiar.

Del lado de los evangélicos destaca el celo del pastor y congresista de la República Julio Rosas, quien precisamente hoy ha convocado a una Jornada por la Familia en el Palacio Legislativo. También cabe mencionar al sistema comunicativo radial y de televisión Bethel, que con eficaz profesionalismo conducen campañas defendiendo la familia, contribuyendo así a vivificar y tonificar nuestra Sociedad Nacional.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 12 de setiembre de 2014, pág. 6


 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

domingo, 7 de septiembre de 2014

Realidad y Defensa Nacional


Realidad y Defensa Nacional

SERGIO TAPIA T.



 

            La Nación es una realidad de dos dimensiones: la física o natural, y la cultural.

            La realidad nacional de la geografía física, comprende las riquezas alojadas en nuestro territorio, y todo recurso que pueda transformarse en bienes de provecho para uso y consumo de la población.

La realidad nacional cultural es creación humana, que transforma la realidad física o es de creación directa.

La persona mediante su inteligencia, puede conocer la realidad -por sus causas y en sus efectos-. Y, con sus habilidades, puede ejercer su señorío sobre lo que existe. A su vez, el gran reto de la persona es vencer sus propias inclinaciones, para evitar el mal, y vigorizando sus virtudes se incline al bien.

No es suficiente que la persona conozca la verdad. Es necesario que la persona, además, adecúe su conducta a la verdad conocida, haga el bien y evite el mal.

Hay conductas individuales, así como comportamientos de comunidades enteras de naciones, desquiciadas de los caros valores de paz y de respeto de lo ajeno, que producen violencia, conflictos y guerras.

Del Perú observamos que nuestro mapa territorial ha decrecido territorialmente.

Fuimos herederos del dinámico expansionismo Inca, y de la gesta pizarrista.

Del marquesado de Francisco Pizarro, recibimos nuestro nombre nacional (El Perú), y los elementos que integran nuestro Ser Nacional (religión Católica, idioma Castellano y territorio). Pizarro preservó territorialmente al Perú, de los quiteños conducidos por Atahualpa, quien no solo hizo prisionero al Inca gobernante, Huáscar, sino que dispuso su magnicidio. Pizarro, fue asesinado por “los de Chile”; aquellos almagristas que disputaban la frontera se trazara en Chincha, con lo cual otra hubiera sido el destino histórico de Arequipa y Cuzco.

Es legítimo restaurar el nombre de Francisco Pizarro al Salón del Palacio de Gobierno de Lima, desde hace 45 años denominado Salón Túpac Amaru por decisión del nacionalismo ignorante del Gobierno Socialista del general Velasco Alvarado.

Nuestra etapa Republicana, en casi dos siglos de existencia, significó pérdidas territoriales, con cada uno de nuestros países fronterizos. Los que aún no han concluido, en pleno Siglo XXI, como la actual disputa con Chile por el triángulo terrestre.

La Defensa Nacional no es propuesta falsa, ni innecesaria.

La Carta de las Naciones Unidas ha desterrado la guerra como recurso para la solución de controversias. Sin embargo, en su Artículo 51, consagra frente a un ataque armado, el “derecho inmanente” de la legítima defensa colectiva.

No hay otra forma de ejercer la Defensa Nacional que mantener Fuerzas Armadas adecuadas.

También exige la Defensa Nacional cultivar en la población la “Cultura de la Defensa”. La que suscitará efectos tan deseables como que el sector empresarial desarrolle negocios e industrias en el ámbito de la Defensa Nacional. Y, para que la población en general sepa discernir su patriotismo, asumiendo otros compromisos, además de su gustosa identificación con las Paradas Militares. Y, especialmente, en la juventud, siempre dispuesta para convocatorias arduas.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 5 de setiembre de 2014, pág. 6


 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/