viernes, 26 de diciembre de 2014

Ollanta y sus reminicescias velasquistas


Ollanta y sus reminiscencias velasquistas

 

                                                                                              Sergio Tapia T.

 

            La promoción que egresa el 2014 de la escuela de oficiales de nuestro Ejército, desatinadamente se apadrina por “Juan Velasco Alvarado”.

            Hugo Chávez reiteradamente declaró su opción por el velasquismo. Con la marca “velasquista” Ollanta ingresó a la política activa. Aunque, tras los resultados negativos como “golpista del frustrado cuartelazo de Locumba” y como candidato presidencial, atemperó su predisposición y tornándose pragmatista, se propuso competir la segunda vuelta electoral del 2011, en “componenda” con un bando de intereses contrapuestos (los liberales vargas-llosistas), cuyo quehacer político se reduce a sabotear de toda candidatura fujimorista, y criticar el aprismo que personifica Alan García.

En este contexto, ya hemos pasado tres años y medio del gobierno de Ollanta Humala, y una promoción que guiará institucionalmente nuestro Ejército dentro de 30 años, se denomina “Juan Velasco Alvarado”.

Aquí no hay espontaneidad en la iniciativa de esos jóvenes veinteañeros. Porque, nuestro Ejército, no es tolerante de afloramientos espontáneos. Es verticalmente jerarquizado, todo subordinado a su comandante general. Quien depende política y administrativamente del Ministro de Defensa, y militarmente del presidente de la república.

            El fruto del humalismo en nuestro Ejército se materializa en una reminiscencia a Juan Velasco Alvarado. Un general que instauró una dictadura que en lo económico no respetó la propiedad privada; en lo ideológico cultivó cuadros marxistas en la estructura socio-política; en la educación lastimó nuestros más caros valores cívico-patrióticos con una reforma inspirada en el idealismo irresponsable del socialismo, y en lo político estatizó, fomentando la burocracia “caviar” y gran corrupción.

            Velasco fue desautorizado por su propio Ejército, que lo relevó de la presidencia y desmontó la impregnación roja que había adquirido el Perú.

            El servilismo sobón, toca extremos: Hay responsabilidad del ministro liberal y del comando institucional.

 

Publicado en el diario “la Razón”, Lima, viernes 26 de diciembre de 2014, pág. 6

 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

viernes, 19 de diciembre de 2014

Tradicionalmente, los delitos prescriben


Tradicionalmente, los delitos prescriben

 

                                                                                              Sergio Tapia T.

 

            Durante nuestra existencia política republicana, hemos mantenido una legislación penal humanitaria, inclinada a lo justo pero caritativamente aplicada a quien en la desgracia, por haber causado daño delictivo, debe pagar por sus actos.

            Durante nuestros primeros cincuenta años de vida republicana, seguíamos rigiéndonos por la Recopilación de las Leyes de Indias de 1680, por el Derecho de Castilla, por la Nueva y la Novísima Recopilación y por la Sétima Partida. Es decir, en medio siglo no se había logrado la emancipación jurídica.

            Aunque, mediante una prolífica producción constitucional (el Reglamento y el Estatuto del General San Martín; las Bases de la Constitución de 1822; las Constituciones de 1823, 1826 y 1828; el proceso constitucional confederado de 1836 a 1838; las Constituciones de 1839, 1856 y 1860), se configuró el modelo penal peruano, benéfico para el procesado, no agobiante. Se abolieron las penas infamantes y crueles, la confiscación de bienes, los tormentos, azotes y la horca. Pero, por ausencia de codificación penal, no se sustituyeron las penas, surgió un vacío legal. Esto empoderó a los jueces, quienes arbitrariamente imponían las condenas.

            Nuestra primera ley penal fue el “Código Penal de Santa Cruz”, de escasa vigencia (1836 a 1838), por el triunfo de los enemigos del proyecto político “la Confederación Perú-Boliviana”. Y, se retornó al caótico sistema normativo anterior.

            Desde hace 151 años contamos con legislación penal peruana y estable, mediante los Códigos Penales de 1863, 1924 y el vigente de 1991.

Siempre consagrando la prescripción, es nuestra tradición republicana en materia penal. Inclinada a la benignidad, al humanitarismo. No a la crueldad, ni a la venganza. No al “derecho penal del enemigo”.

            Esta tradición se estaría por quebrantar por un reciente Proyecto de Código Penal, que introduce la imprescriptibilidad para los delitos de genocidio, lesa humanidad, derecho internacional humanitario y agresión. Es decir, por los que desde pocos años ha, se viene castigando a nuestros militares por supuestas responsabilidades penales en su accionar contrasubversivo y antiterrorista de los años 80s y 90s: ¡Cuidado!

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 19 de diciembre de 2014, pág. 6


 

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Preservar la justicia del poder que la deforma


Preservar la Justicia del poder que la deforma

 

Sergio Tapia Tapia

 

            Los textos legales acompañan la fundación de nuestra República. Las dos primeras regulaciones constitucionales, fueron obra de don José de San Martín (el Fundador de la Libertad en el Perú, el Fundador de la República, el Generalísimo de las Armas, el Libertador; así dice de él la Nación Peruana, agradecida, mediante los títulos que le otorgó).

La primera fue el Reglamento Provisional de Huara del 12 de febrero de 1821. La segunda fue el Estatuto Provisional de Lima del 8 de octubre de 1821.

            El general San Martín quiso plasmar en ese Estatuto Provisional, la aspiración de todo buen gobernante: “… me abstendré de mezclarme jamás en el solemne ejercicio de las funciones judiciarias, porque su independencia es la única y verdadera salvaguardia de la libertad del pueblo; y nada importa que se ostenten máximas exquisitamente filantrópicas cuando el que hace la ley o la ejecuta, es también el que la aplica”. Lamentablemente, las injerencias de toda índole, para administrar justicia, ha sido la regla y no la excepción en la República Peruana,

            El principio de Exclusividad de la Función Jurisdiccional no se cumple si se comparte o reparte con los otros poderes del Estado o los intereses creados e ilegítimos que anidan en la sociedad.

El principio de Independencia en el Ejercicio de la Función Jurisdiccional, se expresa por quien va a asumir la función, mediante el juramento de administrar justicia con la más plena observancia de la Constitución y de las leyes, lo que se traiciona cuando las causas se sentencian bajo motivaciones ideológicas, cálculos políticos o subordinaciones al cabildeo.

Nuestros numerosos textos constitucionales no han cejado de consignar, repetitivamente, estos principios. Que no son letra muerta, porque estamos convencidos que hay jueces que sí los cumplen.

 

Publicado en el diario “La Razón”, viernes 12 de diciembre de 2014, pág. 6


 

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Película peruana sobre la Guerra del Pacífico


Película peruana sobre Guerra del Pacífico

SERGIO TAPIA T.



 

            En vísperas de cumplir un mes, hay gozo en los cinéfilos capitalinos por la exhibición de una de las mejores películas producidas en el Perú: “Gloria del Pacífico”.

Su director, productor, guionista y director de fotografía es Juan Carlos Oganes, a quien se le debe una excelente obra de arte cinematográfico, que sirve para preservar y difundir nuestra identidad nacional.

En los aspectos formales, el film es uno de los mejores que se han producido en el Perú, por su calidad en varios factores: Fotografía, dinamismo de las escenas, participación de más de quinientos extras y destacada actuación de 35 buenos actores.

En lo sustantivo, el libreto se ciñe fielmente al relato histórico, y aquí es donde Juan Carlos Oganes demuestra su talento artístico, porque logra que las motivaciones íntimas, el arrojo de cada defensor del Morro de Arica, el sentido aleccionador del sacrificio individual de cada uno de ellos, sean acercados a la mentalidad comprensiva de las actuales generaciones, tras 135 años de transcurridos los hechos.

Con maestría, sin igual, Oganes hace del cine una Tribuna Patriótica, una Escuela de Civismo y una Ofrenda para Cantar la Gloria que nuestros Héroes son merecedores.

Se hace pedagogía eficaz a través de la película “Gloria del Pacífico”.

En el 2004 se estrenó la película “La Pasión” de Mel Gibson, el Papa Juan Pablo II después de verla comentó: “Así debió ser”. Calificación tan breve y tan elocuente, que dio la vuelta al mundo a través de los medios de prensa. Además, Juan Pablo II recibió en larga entrevista privada al actor que interpretó a Jesucristo en ese film, Jim Caviezel.

La encantadora película de Roberto Benigni, “La Vida es Bella” (una comedia elaborada en el contexto del crimen genocida nazi), no fue indiferente para el Papa Juan Pablo II, quien luego de verla dijo “Qué hermosa y poética demostración de cómo en el campo del odio hay también lugar para el amor”.

            No ha trascendido a los medios que el Comandante General del Ejército, y la plana mayor de nuestros generales, hayan visto esta película ni se hayan manifestado sobre ella. Mientras tanto, el público llena las salas y aplaude muy gustoso.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 5 de diciembre de 2014, pág. 6


 

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