País
libre de minería
SERGIO TAPIA T.
La ausencia de sabiduría caracteriza al marxismo, y se
compensa con el afán voluntarioso de quienes se intoxican con esta ideología.
Los
comunistas padecen de un vicio de conducta: el fanatismo. Sufren de entusiasmo
enceguecido. No les importan los costos, infieren daño y hasta asesinan con
maldad. Lenin, para tratar de acallar la voz de la conciencia natural, afirmaba
que es moral todo lo que contribuya al triunfo de la “Revolución”.
“Jugar
a la democracia” –sin creer en ella–, es componente de la ética política marxista.
Saben ganar a quienes por falta de criterio y firmeza, confunden tolerancia como
autorización de lo ilícito.
El
marxismo está en campaña internacional contra la minería. Cuenta con la complicidad
de los tontos útiles, que suben y viajan en los vagones de la locomotora revolucionaria.
Costa
Rica, por ley, se declaró país libre de minería; Panamá, Uruguay y Guatemala le
imitarían. Ecuador, con violencia y amenazas de levantamiento popular se subvierte
su minería. Argentina, el movimiento revolucionario estudiantil presiona en algunas
Facultades universitarias para no aceptar donaciones provenientes de empresas
mineras.
En
el Perú, la anti-minería no ha merecido, aún, el análisis adecuado y previsor, con
divulgación masiva.
Tampoco
el Gobierno (de Humala, García y Toledo), acertó en el diagnóstico ni ha previsto
la evolución de los escenarios anti-mineros.
Creer
que la anti-minería es “cruzada ecológica”, nos sujeta a la violencia
revolucionaria en yacimientos de provincias estratégicas, y nos somete al jaque
anárquico del modelo Cajamarca.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, jueves 21 de febrero de 2013, pág. 8
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