Deterioro
socio-político
SERGIO TAPIA T.
Desde esta columna advertimos antes y después de las
elecciones del 2011, que Ollanta Humala significaba una serie de problemas de
toda índole para el Bien Común Nacional.
La advertencia no era prejuiciosa; estaba fundada en la
ideología y el Plan de Gobierno “La Gran Transformación”, así como la
trayectoria incendiaria-chavista (socialista) de parte de los líderes y
propulsores del aluvión político-socio-económico marxista que anunciaban
producir.
Desde los primeros días de gobierno, la administración
Humala trabó la inversión privada en los rubros más sobresalientes: la minería.
Con la excusa de la “licencia social”, que es la negación de las funciones y
autorizaciones que al Estado corresponde otorgar.
La
Defensoría del Pueblo (a quien a nadie puede escapársele que es un organismo
bajo control de elementos revolucionarios, desde su fundación), conduce un
programa sobre “conflictos” sociales. Desde ya, el uso de la palabra
“conflictos” es desacertado, porque hace juego a las apetencias marxistas de
transformar los accidentes ecológicos en delitos de Lesa Humanidad, bajo la
jurisdicción de la Corte Penal Internacional, creada por el Estatuto de Roma.
Tras esta intención están el activista Adolfo Pérez Esquivel, el destituido
juez español Baltasar Garzón y el hoy juez interamericano de derechos humanos
Zaffaroni.
Todo
indica que la gran herencia (fruto de la “Gran Transformación”) que dejará
Humala, será en el retroceso en lo económico, fatal para las mayorías pobres y
clase media mediana y baja. Con todos los males que de ello pueden resultar.
El
principio de autoridad del Estado ha sido sistemáticamente mancillado. La
inoperatividad del Estado es otra gran herencia del humalismo. Y, la sociedad
política en estado pre-insurreccional, según la lectura marxista de las etapas
revolucionarias.
El
gobierno de Humala nos ha significado un inmenso retroceso, muy dañino para el
país, peligroso para la sociedad y suicida para la supervivencia del Estado.
Y,
no hay aún una reacción política, con base a movimientos y partidos, que
seriamente encare estos problemas para solucionarlos en brevedad.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 23 de octubre de 2015, pág. 6