¡La
Comisión “Vitocho”!
SERGIO TAPIA T.
Provoca
risa leer, en diversos medios de prensa, el mote seleccionado para la comisión
que investigaría a Oscar López Meneses: “la comisión Vitocho”.
Tal
sobrenombre lo da quien preside la comisión: el congresista Víctor Andrés García
Belaunde, conocido como “Vitocho” (aunque circula en redes que sus antiguos
compañeros escolares lo conocían como “Vito”; y se ignora cuándo y por qué le
añadieron el “ocho”).
“Vitocho”
milita en un sexagenario partido político, fundado por su tío Fernando
Belaunde, quien dos veces fue presidente de la república, y del cual Vitocho”
recibió el favor del empleo público nepótico, al ser nombrado titular de dos de
las diversas secretarías que suelen abundar en los Palacios donde residen y
laboran los presidentes.
¿Qué
es la Comisión “Vitocho”? Vale hacer tres reflexiones.
La
primera sobre la naturaleza de la investigación parlamentaria. La segunda si la
calidad de su presidente y miembros es acorde con el propósito de una comisión
investigadora. La tercera si sería útil al país.
Nuestra
Constitución dispone en el artículo 97: “El
Congreso puede iniciar investigaciones sobre cualquier asunto de interés
público (…). Sus conclusiones no obligan a los órganos jurisdiccionales“. ¿Qué
significado tiene que el Congreso emprenda una investigación a través de una comisión?
Su significación es intensamente política, constituye el ejercicio del poder de
control, una de las tres funciones congresales; las otras dos son aprobar leyes
y designar altos funcionarios del Estado.
Nuestro
Congreso ha devenido en franco deterioro, porque ha sido presa de la
partidocracia (que es la negación de la democracia), y porque se ha corrompido.
En el pensamiento Aristotélico-Tomista, la Política es la más alta aspiración
del ser humano, pero cuando lo mejor se corrompe surge lo peor. Nuestro
Parlamento Nacional es de lo peor. Así lo describe su reciente expresidente, Abugattas:
“Lo peor de la especie humana está en el
Congreso”.
El
congresista “Vitocho” sostuvo a través de El Comercio (domingo 15 de diciembre,
pág. A6), que los resultados de su presidencia de comisión serán para “devolver el prestigio a la clase política”.
Luego,
descendió a explicar el origen del gobierno socialista del general Velasco
(1968-1975), señalando que su causa fue un problema de contrabando en el
Ejército, pero calló la profunda significación político-ideológica que perpetró
la izquierda, en esos años, capitalizando las conexiones que lograron urdir con
esas generaciones de nuestras FFAA. Y, se ocupó en desdibujar al general y
presidente Odría (1948-1956). Se pintó como un anti-militarista, en una época
que el militarismo en el Perú no existe, y tildó a nuestras FFAA como un poder,
cuando es de Perogrullo que no son la expresión de ningún poder de naturaleza
alguna, ni política y casi ni militar estrictamente, por la política de desarme
que hemos sufrido históricamente.
Desacreditar
militares, antes que la comisión inicie sus funciones, hace prevenir por donde
apuntará el Informe Final de la comisión “Vitocho”.
No hay nada que augure progresar en el conocimiento de “la verdad”, a partir de la labor de una
comisión partidocrática, presidida por un prejuicioso congresista que afirma “todo es sospechoso” (contrariando el
texto constitucional que consagra la presunción de la inocencia como derecho
fundamental: artículo 2, Numeral 24, Literal e).
Para la salud de nuestra República, espero que las
intenciones declaradas por quien preside la Comisión “Vitocho”, no termine
siendo una “comisión Pinocho”.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 20 de diciembre de 2013, pág. 6