NAVIDAD, JUSTICIA Y EQUIDAD
SERGIO TAPIA T.
Hay
acontecimientos significativos, como lo es el nacer. Entre las múltiples
consecuencias de haber nacido, está el reconocer los derechos de ser persona
humana. Pero, antes de nacer, la vida humana en las etapas embrionaria y fetal,
tiene también derechos evidentes, como el de la vida, que es de capital importancia,
innegable e inviolable, aunque no lo reconozca así una discutible sentencia de
la Corte Interamericana de DD HH.
De
muchas maneras se niega la vida. A los nacidos mediante el homicidio
(asesinatos, feminicidios, parricidios, infanticidios, terrorismo). A los no
nacidos, mediante el aborto, que impide la viabilidad del nacimiento.
Hoy,
25 de diciembre, el mundo festeja el nacimiento del Dios hecho Niño, quien asumiendo
la condición humana se hace Dios-con-nosotros. Él es el Señor, porque es
omnisciente (lo conoce todo) y omnipotente (lo puede todo). Atributos que lo hacen
Soberano, Rey que todo lo domina. Por eso, Él es el Señor, a quien Isaías le reconoce,
desde su condición de naciente Dios-Niño, diversos nombres: Dios guerrero y
Príncipe de la Paz. Que se armonizan sin contradicción alguna.
La actual sociedad
secularizada celebra la Navidad, aunque algunos no saben qué celebran en
Navidad. Pero de todos surgen expresiones extraordinarias de afectos y de
restauración de espacios de paz. Porque la Navidad, históricamente, amengua
guerras y morigera la beligerancia.
En
el Perú esta Navidad la celebramos en vísperas del desencadenamiento de las
campañas para las elecciones presidencial y de representantes al Parlamento. La
circunstancia reactualiza la importancia de la “agenda política”, que es lo que
no debe olvidarse porque se debe hacer.
Hay
un problema de justicia, sensible y pendiente: El caso de los militares
injustamente presos y el de aquellos que próximamente serían re-sentenciados,
por su actuación en la guerra subversiva, que iniciaron los comunistas en 1980
y que hasta nuestros días la continúan en los territorios del VRAEM. Esos
militares, desde hace 15 años pagan, tratados como enemigos del país, los
efectos de la debacle del régimen de Alberto Fujimori.
En
contraste, todo reclamo a favor de los subversivos ha sido concedido, y sus
petitorios no se agotan. Pero, poco o nada se ha peticionado en favor de los
militares que, libraron actos de guerra, y a quienes se les imponen graves
condenas, sin considerar las excepcionales circunstancias que la Nación
padeció, a causa de la persistente violencia comunista.
La agenda política debe
restaurar la justicia, imparcial y sin ideología deformante. Aconseja
Aristóteles que la justicia se perfecciona con la equidad, que consiste en
aplicar bondadosamente lo que es justo, evitando la ciega rigurosidad del texto
siempre perfectible de la ley escrita por hombres.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 25 de diciembre de 2015,
p. 6
Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario