Nuevos atentados contra la vida humana
SERGIO TAPIA T.
El
desarrollo de los conocimientos y la práctica de la investigación en las
ciencias de la vida (embriología, biología, medicina, etc.), cuando se pierden
los causes de la moralidad, se trastocan y producen daño, alejándose del bien
que inicialmente tenían intención de procurar.
El Perú hoy es objeto de
apetencias para nuevos mercados, entre los que hay que destacar los servicios
de la fecundación artificial, que traerá consigo el tráfico comercial de
gametos y de embriones; y el alquiler de vientres para el embarazo.
Los gametos son las
células reproductoras de la vida humana: el espermatozoide masculino y el óvulo
femenino. Los embriones son los óvulos fecundados por los espermatozoides.
“Fecundados” nos indica que hay vida humana inicial. El embrión, entonces, es
persona protegida por el derecho.
La
compraventa de gametos usualmente se encubre como “donación”. Pero como se paga
por el arreglo, no es donación, aunque así se le llame.
Se
provocará una subversión jurídica en la identidad de los seres humanos
producidos mediante artificios técnicos. Lo que entendíamos por padre y madre,
por razones biológicas y por el ADN comprobatorio, será sustituido por la
expresión de un acto de voluntad: “Quiero que mi hijo sea tú”, y con plata de
por medio, eso basta. Se alterará el derecho de familia.
Habrá
costos que serán endosados a los empleadores y ESSALUD, porque la que resulte
madre (por manifestación de voluntad pro-creacional), no porque su óvulo fue fecundado,
ni porque haya gestado la maternidad, sin embargo le será reconocido el derecho
laboral del descanso natal.
El
ser humano producido técnicamente podrá tener dos papás (el que aportó el
esperma y el que lo compró) y tres mamás (la aportante del óvulo, la que lo
compró y la del vientre alquilado para el embarazo).
Lo
jurídico tiene límites, la verdad de las ciencias biológicas y la bondad que
aporta el raciocinio moral. No descansa en la voluntad perversa del legislador.
Si
esto sucediera en el Perú, próximamente, sugeriría modificar el guion de Frankenstein,
ya no un enajenado médico que experimenta las propiedades resucitadoras de la
electricidad; sino un legista que plasma sus categorías ideológicas al servicio
de intereses comerciales de terceros.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 10 de julio de 2016,
pág. 6
Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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