Inaplazable
reforma policial
SERGIO TAPIA T.
Las relaciones policía-y-sociedad no son de las mejores. Cuando
se es requirente de algún servicio policial, la insatisfacción es el resultado
predecible. Y, cuando se es objeto de alguna intervención policial, el abuso de
autoridad y la “coima” es la regla del resultado.
Pero, los policías son personas nacidos en los hogares
que hay en el Perú, crecidos en nuestros vecindarios y educados en el común de
nuestros colegios. Pero, qué distinto es conocer al policía en el ejercicio de sus
funciones, son como “otros seres”. Su comportamiento es dual, hay dicotomía
entre ser policía en ejercicio, y el policía cuando es vecino-amigo o pariente.
La falla estructural de la institucionalidad policial se
explica por su “mala” escuela de formación ética y profesional. La “escuela” no
es sólo la institucionalidad formativa, sino los arquetipos, los “jefes-modelo”.
El restablecimiento del orden policial pasa por suscitar jefes como “modelos a
imitar”.
La reforma policial es insoslayable e impostergable,
porque no da para más la gravedad del estado de cosas en la República: desorden
social, inseguridad ciudadana y alteración del orden público.
El
gabinete Jiménez sería incapaz de asumir tan ardua tarea. Su visión ideológica,
no le permite concebir el diagnóstico acertado, ni emprender las soluciones
requeridas.
La crisis policial suscita el recuerdo del viejo periodista
Paco Igartua, quien perseverante insistió en licenciar a toda la policía, para refundarla
desde sus cimientos. Esta puede ser la nostálgica “gran transformación” que
viene buscando el presidente Humala.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, jueves 25 de octubre de 2012, pág. 12
No hay comentarios:
Publicar un comentario