Lo
natural y desviaciones
SERGIO TAPIA T.
La ideología de género, en una de sus manifestaciones (la
del “matrimonio” homosexual), ha sufrido en el Perú una estrepitosa derrota
política, gracias a las reservas y fuerzas morales que nuestra Nación tiene.
El pasado martes 10, el pueblo humilde y trabajador
informal o ambulante, jóvenes profesionales y universitarios, numerosos y
pacíficos, salieron a las calles desde el mediodía, en los alrededores del
Congreso de la República. ¿Cuántos había? No fueron censados. Pero, podría
haber sido en la Av. Abancay unas tres mil personas, y muchos más en el Parque
Universitario.
Más
lejos, una minoría de activistas pro-homosexuales reclamaban a su estilo, la
aprobación del Proyecto Unión Civil No Matrimonial para Personas del Mismo Sexo
(aunque el nombre es embustero, pues, el proyecto sólo consiste en trasladar
todas las instituciones del matrimonio civil entre varón y mujer, para
aplicarlo a personas del mismo sexo).
Los
congresistas al salir a mediodía del Palacio Legislativo, para retornar a sus
despachos individuales o dirigirse al refrigerio, constataron el impresionante
número de ciudadanos, mujeres y hombres, expresándose contra el malhadado proyecto
de ley.
Los
ciudadanos vigilantes de la moralidad social se mantuvieron en guardia con
arengas, más allá con pancartas, y más acá orando. Y, en pie continuaron hasta
las 3.00 p.m., hora de instalación de la Comisión de Justicia y Derechos
Humanos. Acompañando desde sus puestos, la sesión convocada
El debate demandó algo más de tres horas. Intervinieron
también congresistas no titulares de esa Comisión, por su derecho a voz pero
sin voto.
El
resultado ha enaltecido la dignidad del Congreso: Siete votos en contra
archivando en definitiva el proyecto; cuatro votos a favor y dos abstenciones,
que fueron fundamentadas por sus autores, reclamando más tiempo para debatir.
Publicado en el diario “La
Razón”, viernes 13 de marzo de 2015, pág. 6
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