SENSIBILIZANDO DISCRIMINACIONES
SERGIO TAPIA T.
Con cierta periodicidad,
como planificada campaña, se vienen
dando en diferentes municipios de Lima, demostraciones obscenas de
homosexualidad las que, salvo en un muy reciente caso en el Distrito de Pueblo
Libre, han terminado en la desautorización pública del custodio que en uso de
su criterio, sentido común y formación municipalista, exhortó a cumplir los
extravagantes, guardar decoro en lugares de pública concurrencia.
A fuer de repeticiones,
el método de los promotores de esta sensibilización a las discriminaciones, se puede
apreciar: (1) Elección de un municipio que causará particular resonancia, y en
el cual se encontrará un alto grado de indiferencia por parte de la “mayoría
silenciosa”; (2) Selección de un lugar público e iluminado (parques, veredas
con bancas, etc.), el que sería rápidamente intervenido por la autoridad
municipal; (3) Manifestaciones grotescas, licenciosas, provocadoras y que rayen
en la obscenidad, para propiciar que los vecinos demanden la intervención de la
autoridad edil; (4) Videograbación -por los escénicos protagonistas- sobre el
agente edil, sus gestos y palabras, durante la intervención recriminatoria; (5)
Denuncia en redes sociales por discriminación; (6) Generar la reacción de la
autoridad municipal contra los intereses superiores de la comunidad.
En Miraflores se sancionó
al guardián de un centro comercial. En San Isidro, el Alcalde, amnésico al
deber del ornato: ¡Pidió disculpas a la pareja gay! (¿cómo?: La obscenidad es delito;
se denuncia) y anunció sanciones al sereno interventor (entonces ¿para qué
están?).
La discriminación es
negar el ejercicio de uno o más derechos, que con la misma capacidad de goce,
sí pueden ejercer otros.
El derecho de unos
termina donde empieza el derecho de otros. No es discriminación impedir a
alguna pareja matrimonial heterosexual, que consuman su legítimo derecho nupcial,
en cualquier parque público de la ciudad. Por lo que, a los homosexuales no se
les discrimina si se les impide que copulen por las calles.
Esta terca, irracional e
intransigente insistencia, homosexual, para exhibirse impúdicamente, sin
respetar el derecho estético y ético de los demás. Es porque se está
trastocando el significado de “discriminación”. Lo que es altamente peligroso
para la vida social, que exige un mínimo de respeto y concordia: ¡Cuidado!
Publicado en el diario “La Razón”, viernes 11 de marzo de 2016, pág. 6
Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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