Crimen, subversión y colaboracionismo
SERGIO TAPIA T.
La subversión no es colocar un
explosivo, es trastornar la mente para creer que los explosivos son medio para
realizar actos buenos. Poner un explosivo es uno de tantos actos criminales
terroristas, pero mayor responsabilidad tiene quien ideologizó al operario, que
quien apretó el gatillo. Porque, la delincuencia terrorista es ideológicamente
motivada. Ninguno de los estudios psicológicos y antropológicos del crimen
común, sirven para explicar el porqué de la delincuencia subversiva, sino la
sola intoxicación ideológica. Basta observar cómo transforman las fisonomías
las ideologías comunista y nazi.
La congresista Ma. Elena Foronda, chimbotana
ambientalista, oenegenista; obtuvo beneficio para la representación del grupo
marxista Frente Amplio, mediante la cifra repartidora, pues sólo obtuvo alguito
más de nueve mil votos. Ella, ha planteado un acuerdo de paz con el Partido
Comunista del Perú (alias “Sendero Luminoso”), algo embriagada con las noticias
provenientes de Colombia, manifestó que el Partido Comunista sufrió derrota
militar pero no derrota política. No es un desatino. Sólo nos indica cómo
piensa nuestra alta representación política.
La fiscal superior Luz Ibañez, a
cargo del muy injusto Caso El Frontón, se le ha señalado públicamente, por el
alcalde de Comas, como colaboracionista del “mausoleo” del Partido Comunista
(alias “Sendero Luminoso”), en el que se celebró el pasado 19 de junio el
homenaje a sus héroes caídos en El Frontón el 19 de junio de 1986. No nos
extraña. Porque desde el inicio, en 1980, hubieron jueces que liberaban
terroristas convictos y confesos. Ahora, más bien, están en la etapa de juzgar
y condenar a militares que derrotaron a los terroristas. Los funcionarios que
administran justicia, por ley están impedidos de militar en partidos, pero
tienen conciencia política, y muchos son comunistas. Ideología que les brota a
través de las sentencias que redactan.
Como en el Caso El Baguazo, a cuyo
responsable de la sangrienta rebelión y a todos sus secuaces, los han exculpado
de todos los delitos, “por error culturalmente condicionado”, que es un
eximente de culpabilidad para los que un tiempo atrás les denominaban
“chunchos”, habitantes de la amazonia no integrados a la civilización nacional.
Pero, en el caso de Pizango, era un dirigente de ONG, aprovisionada de fondos obtenidos
de Europa, vivía en Lima en correrías palaciegas y ministeriales; no merecía
ser absuelto bajo la categoría de “incivilizado”.
Cuando suframos, a mitad de este
gobierno de PPK, el levantamiento en armas del comunismo nuevamente en el Perú,
no olvidar que fueron responsables de su reaparición aquellos funcionarios del
Estado colaboracionistas.
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 30 de setiembre de 2016, p. 6
Blog (colección artículos publicados en
La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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