Poder
Judicial bipolar
SERGIO TAPIA T.
Algunos
jueces, entre los mejores y muchas veces entre los que no lo son, dan la
imagen del Poder Judicial.
Como
toda institución, al Poder Judicial se le encomia y se le repudia. Al igual que
a las demás instituciones estatales, la policía, los militares y los políticos.
Así como a los gremios de profesiones privadas, médicos y abogados.
En
todas estas categorías hay que reconocer a unos por su vida de entrega y servicio,
por sus aciertos y lealtad. Frente a otros que coimean; son negligentes; deshonestos,
corruptos y los que se sirven del poder y sus honores. La historia y la
novelística, de todas las épocas, han recogido esta preocupación ética.
Hoy en día nuestra atmósfera político-cultural es de ideologización
de los derechos humanos. De versiones parcializadas, ni verdaderas, ni justas,
y con apetencias impositivas.
¿Para
qué sirve la ideologización de los derechos humanos? Para el interés y el
apetitito. Subvertir al Estado en dos de sus funciones esenciales, la del Poder
Judicial y la de las Fuerzas Armadas. Para emular las operaciones terroristas,
por fraternidad ideológico-política.
Los instrumentos
que desencadenan las prácticas ideologizadoras de los derechos humanos, son
bufetes de abogados que se camuflan con la etiqueta de ONGs.
He constatado
el “temor reverencial” de algunos
jueces hacia los operadores de ONGs.
Es
increíble como éstos se extralimitan en su arrogancia. No respetan las reglas
de los debates. Y, los jueces simulan no advertirlo para evitar ejercer la
autoridad de las que tendrían que estar investidos.
Por
tanto extravío onegenista, me da la impresión que ya está empezando el inicio
del fin de su influencia.
A
pesar de que hay juicios anti-militaristas como el Caso “El Frontón”, que este año los sucesos cumplirán 28 años desde que
ocurrieron. Es una olímpico abuso de las reglas de la prescripción de la acción
penal.
Es
un caso que goza de tres pronunciamientos jurisdiccionales, de toda la gama de
la jerarquía judicial, para su archivamiento. Pero, se insiste en mantenerlo
abierto ¿Tanto poder tienen?
Debido
a mi buena memoria personal, así como por el orden de mis archivos, nunca había
dado mayor relevancia a uno de los argumentos que se suman en favor de que los
delitos prescriban: Que el paso de los años produce el olvido social de los
hechos.
Pero,
recientemente he constatado que esa pérdida de memoria daña la percepción de
los hechos circundantes en el caso “El
Frontón”, al haber escuchado recientemente en estrados judiciales, que los
terroristas internos en el penal de “El
Frontón” no lo eran, que no hay prueba contra ellos ¿Entonces, por qué los
pusieron en la cárcel para terroristas de alta peligrosidad?
¡Qué
increíble! Estamos alumbrando una versión de la historia, en la que ya no
importan los hechos: ¿Son estos los “juicios”
para conocer “la verdad”?
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 14 de marzo de 2014, pág. 6
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