Lima
defiende la vida
SERGIO TAPIA T.
La semana pasada se realizaron en Lima dos marchas
multitudinarias, para defender la vida humana desde la concepción, y rechazando
el aborto. El jueves fue la muy numerosa marcha de los cristianos evangélicos,
reclamando por la vida y en defensa de la familia. El sábado fue la de los
cristianos católicos, contra el aborto, de la que se calcula la asistencia de 250
mil limeños. La noticia dio la vuelta al mundo.
Nuestras leyes fundamentales y los tratados
internacionales suscritos, coinciden en la defensa de la vida humana, desde la
concepción. El estado peruano no tiene obligación legal ni internacional alguna
para promover el aborto, sino todo lo contrario.
Los liberales y los socialistas están contra la vida
promoviendo el aborto. Por diferentes motivos, por caminos distintos, pero confluyen en la misma meta.
Un sector de los verdugos de los no nacidos son los
amorales, licenciosos, libertinos, individualistas… los liberales.
Y, engrosan
las filas de verdugos de los no nacidos, los revolucionarios de diversas tendencias,
desde caviares hasta pro-terroristas, todos partícipes del mismo denominador
ideológico: El socialismo de inspiración marxista.
Aunque,
vale aclararlo, los socialistas se distinguen o diferencian por su gradualidad en
la aplicación de las técnicas y ritmos revolucionarios. Es decir, por la
velocidad en la que administran el veneno a la Nación.
De
otro lado, es interesante anotar que los comunistas en el tema del control de
la natalidad cambiaron y se aproximaron a la posición liberal. Recuerdo que en
mis primeros años universitarios, de fines de los sesenta, la propaganda os
marxista era opuesta al control de la natalidad, “neo-fascismo” le decían. Ahora, sostienen lo contrario, y para
mal, contra la vida.
Bueno,
pues, a ninguno de estos liberales y socialistas, los creó Dios ni los juntó. Cada
socialista y cada liberal es absolutamente responsable de su desquicio
personal, y de las juntas que protagonizan.
No
ha gustado la contundencia de las dos marchas por la vida, la semana pasada en
Lima. No se pueden acallar dos marchas de más de 250 mil personas manifestándose
en favor de la vida y contra el aborto, y en defensa de la familia heterosexual.
El novísimo argumento es que el estado es laico, y que los marchantes son
movidos por creencias religiosas. Es la peor discriminación inconstitucional en
el siglo XXI: ¿Qué está pasando en el Perú?
¡Cuidado!
Mal camino se aconseja a las autoridades del Estado, el próximo tema de lucha y
combate será el de la unión civil homosexual, eufemismo con el que se camufla
el matrimonio homosexual.
Esperemos
que este gobierno no transite por la ilegitimidad de ejercicio, pues, hay
condiciones para generar la resistencia contra las leyes injustas.
Publicado en el diario “La
Razón”, viernes 28 de marzo de 2014, pág. 6
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