Distorsiones
y desvíos
SERGIO TAPIA T.
La persona humana, ser racional, tiende naturalmente a la
búsqueda de la verdad. Esta tarea es ardua, y no siempre gratificante. Porque
no hay seguridad de acertar en un buen resultado.
Así, uno de los problemas agudos de la sociabilidad
humana es la propensión al engaño. Mentir se ha trocado en un arte. Se ha
desarrollado una tecnología de la estafa en las ofertas.
Diversas causas han concurrido para generar el estropicio.
Como la posibilidad del error (aun con buena intención) y el contagio de las
ideologías (que son visiones reductoras de la realidad, y embusteras que
disfrazan la mentira).
Agravan el panorama las pasiones subalternas, y la
transferencia que se produce entre tecnologías de naturaleza y objetivos muy
diferentes. Como ocurre con las transferencias entre las operaciones
sicológicas, la propaganda política y la publicidad comercial. Estas tecnologías
de la persuasión sufren trasbordos intencionados y otros inadvertidos por
negligencia.
Padecemos cierto sometimiento a un sistema
noticioso-informativo que sistemáticamente distorsiona. Porque presenta “interpretaciones”
de hechos y no transmite la realidad a través de la información de los hechos. Es
prensa que intencionadamente deforma y no informa, es un sector de prensa
envilecida por intereses subalternos e ideología.
El profesor francés Gilles Lipovetsky sostiene que nos
encontramos inmersos en una cultura y sociedad
narcisista porque se complace en banalidades, consumista de modas efímeras, con
pose de ecologista, híper-individualista, desertoras de los valores
tradicionales, indiferente, hedonista, sin conciencia de la Historia, descreída
del futuro y ociosa.
No nos debe extrañar (sin perder la capacidad de
indignarnos) la carencia de élites, el descrédito del sistema político, la crisis
de autoridad e ineficacia del Estado, la anarquía y los continuos brotes
terroristas, la inmoralidad, los altos índices de inseguridad y delincuencia. La
perfidia de la administración de justicia.
Impera la deslealtad y se desvaloriza la amistad Con pena
observamos que las instituciones y comunidades se niegan en acompañar y alentar
al integrante víctima de esta sociedad atroz.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 6 de noviembre de 2015, pág. 6
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