El
terror en nombre de Alá
SERGIO TAPIA T.
Desde hace más de tres lustros nos llegan las noticias de
trágicas acciones que en nombre de Alá se perpetran en diferentes lugares del
mundo. Algunos botones de muestra, que no pierden el eco de su impacto son la
demolición de las torres gemelas del Centro Comercial de Nueva York, el
asesinato en París del grupo de reporteros marxistas del semanario Charlie, en
la playa el cadáver del niño sirio de tres años ahogado con su madre y su
hermanito por huir de los estragos de la guerra, y hace poco la filmación de la
ejecución de un soldado rendido aplastándolo con la oruga de un tanque de
guerra. Amén de los numerosos atentados suicidas, secuestros masivos, etc.
La violencia, la agresividad, el ensañamiento, la crueldad
inmisericorde, no son patrimonio de la religión, del Islam. Surgen de la
naturaleza humana desquiciada por la ausencia de virtud, llena de infamia y
deshumanización.
Pero, hay ideologías motivadoras del crimen, como el
marxismo-leninismo. Por eso, es justa la indignación -en estos días- contra los
defensores de los terroristas del Partido Comunista del Perú (alias “Sendero
Luminoso”), que sin renunciar a esa ideología estimuladora de violencia, hoy enarbolan
banderas en pro de la amnistía para sus principales líderes encarcelados (el
MOVADEF). Indignación por habérseles facilitado el uso de las instalaciones del
Congreso de la República, gracias a la complicidad y permisividad ideológica, como
a la decrepitud de algunos medios de prensa.
El terrorismo islámico, suele presentarse confuso debido
al uso de palabras de raíces árabes o surgidas de nomenclaturas tecnicistas,
como: Yihad, muyahidines, al-Qaeda, talibán, Hamás, Estado Islámico o ISIS.
Lo que origina violencia, en un sector musulmán, es el
islamismo político. Porque aspiran conquistar el poder mundial y recrear el
“califato” (un vicario con poderes religiosos y políticos), que imponga la ley del
Corán. Pretensiones que hoy se estimulan, al considerar que el Islam es la
religión con mayores seguidores en el mundo.
Sin inclinarme a la islamofobia, no puedo tolerar que la
religión se imponga contra la libre determinación personal, ni que la
convicción para el proselitismo político sea sustituida por el terror, como lo
hacen los comunistas.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 30 de octubre de 2015, pág. 6
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