¡DDHH: cuántos abusos en tu nombre!
SERGIO TAPIA T.
Lo que internacionalmente
se ha venido en denominar “derechos humanos”, son lo mismo que cada Estado
legisla en sus Cartas Constitucionales bajo el nombre de “derechos
fundamentales”.
Las constituciones de
cada Estado, se elaboraron con doble motivo. De un lado, garantizar los mínimos
derechos de la mayor parte de las personas, frente a la pequeña porción de
personas que ejerce autoridad (legislativa, ejecutiva o judicial, u otra
variante de las funciones estatales), y de esta manera evitar la violación de
los derechos sustantivos de la persona, cuando la autoridad no es justa y se ejerce
arbitrariamente. De otro lado, las constituciones contienen las normas de la organización
de los poderes y funciones de las autoridades estatales.
Los tratados de derechos
humanos nacen por efecto del perfeccionamiento de los sistemas de comunicación
y de transporte, que acortan tiempos y distancias, dando la apariencia de que
el mundo se ha empequeñecido, para unos en la proporción de una aldea. Pero, esos
tratados son de aplicación supletoria y complementaria a los derechos
fundamentales legislados por los Estados.
Los derechos humanos son normas
supletorias, esto es proceden aplicarse si no existe la protección en la legislación
nacional. Pero, si el derecho nacional protege más los derechos de las
personas, es inconcebible que en nombre de “los Derechos Humanos”, se
desconozca y se recorte la mejor garantía que ofrece la legislación interna de
los Estados
En el Perú resulta extraño
y contradictorio que, por resarcir una presunta violación de derechos humanos en
perjuicio de terroristas que son violentos violadores de los derechos de todos
los demás; sin embargo, a los miembros de las FFAA no se les respete sus
derechos más elementales, transformándose la persecución judicial en un derecho
penal inmisericorde como si el enemigo del Perú fuera nuestra propia FFAA.
Este
vicio se extiende. Costa Rica fue condenada en el 2012 por violación de
derechos humanos, porque su legislación protege la vida desde la concepción
(como lo prescribe el tratado).
Paraguay viene sufriendo,
actualmente, inconcebibles presiones para que despenalice el aborto y extienda el
matrimonio a parejas homosexuales. El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, con
pleno apoyo de su Congreso Nacional, ha dicho “Basta” a la intromisión de jueces
extranjeros anti-vida y pro-gays.
Es paradójico que
tengamos que protegernos de las decisiones de los jueces de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, quienes fueron elegidos y se les paga para
defendernos. Los Estados Americanos deben adoptar pronto medidas correctivas
contra la Cultura de la Muerte que favorece el aborto y la eutanasia, y contra
la Ideología de Género que confunde la libertad con los derechos,
sobredimensionando excesos y banalidades.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 10 de junio de 2016, p.
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Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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