Cadena perpetua contra el general Morales Bermúdez
Sergio Tapia
No me sorprende que el proceso
judicial instaurado en Italia contra el general Morales Bermúdez, hay concluido
sentenciándolo a cadena perpetua.
Una
vez más la justicia, tuerta por la ideología socialista y enceguecida por el
odio de la subversión comunista, le cobra al ex-presidente del Perú Francisco
Morales Bermúdez.
Las semblanzas que circulan del general, dan cuenta de sus
altas calificaciones como estudiante escolar, cadete militar y oficial-alumno
en diversas maestrías en el exterior. Su historia familiar lo entronca con la
estela militar y la vida política, su bisabuelo fue combatiente en la Guerra
del Pacífico, posteriormente perteneció a las filas políticas del héroe
nacional Mariscal Cáceres, y fue presidente del Perú a finales del siglo XIX.
El mismo general Francisco Morales Bermúdez, fue ministro del
entonces Ministerio de Hacienda y Comercio (hoy Economía y Finanzas), y lo fue en
dos oportunidades: en democracia en 1968, durante el gobierno de Fernando
Belaunde, y desde 1969 con el gobierno de facto de Velasco Alvarado.
Llama la atención que en el gobierno inaugural de Acción
Popular, que se caracteriza por el activismo descollante de sus partidarios,
fuese un militar en actividad, no partidarizado, el ministro seleccionado políticamente
en temas de economía.
Fue presidente de la República de 1975 a julio de 1980,
mediante un pronunciamiento de las Fuerzas Armadas, para reemplazar a Velasco
Alvarado, debido a su deformado gobierno socialista. Durante la administración
del general Francisco Morales Bermúdez, se allanaron los caminos para la
restauración de las libertades políticas y electorales. Es un restaurador del
sistema partidocrático, y el liquidador de la revolución socialista impuesta en
el Perú por los comunistas y socialistas de múltiples agrupaciones marxistas.
Este es su demérito para entender la sentencia italiana que avergonzará su
sistema judicial. No es un militar de izquierda, no goza de los privilegios y
fueros que las izquierdas globalizadas saben dispendiar a los suyos (como a Fidel
Castro en Cuba, Juan Velasco en el Perú, los miles de terroristas beneficiados
con rebajas de penas e indultos en nuestra Patria y Hugo Chávez en Venezuela).
Jurídicamente poco se puede analizar de una sentencia de la
que sólo se han distribuido las 3 páginas que contienen las condenas. Los
fundamentos serían puestos a conocimiento público en tres meses más.
Mientras tanto, hay que recordar que la extradición
solicitada por Italia al Perú fue oportunamente desaprobada, el juicio es
violatorio de principios como el de juez natural y juez competente por razón
del territorio, y también viola el privilegio de la protección de las leyes penales
del Estado peruano a sus ciudadanos, también sobre la prescripción de la acción
penal.
Del lado contrario, los principios son la justicia universal
suscitada por el destituido juez español Baltasar Garzón por la que cualquier
juez ideologizado puede condenar a quien sea en este mundo; la aplicación inmisericorde
del derecho penal del enemigo (ningún derecho ni piedad al enemigo ideológico
del comunismo), y la deformante interpretación de los derechos humanos por los
socialistas infiltrados en organismos internacionales. Desde esta suma de
fatídicos errores, se explica esta sentencia.
Y, un factor más, durante el proceso se observó el gran
interés de su promotor Raúl Fernando Séndic, actual vicepresidente de Uruguay,
quien ha utilizado recursos estatales de su gobierno para influir en el sentido
de la sentencia. Cabe recordar que él es un militante comunista, hijo del
fundador del grupo terrorista Tupamaros del Uruguay; hoy es el vicepresidente
de la nación uruguaya.
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 20 de enero de 2017, pág. 6
Blog (colección artículos publicados en
La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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