Desentrañando géneros: Ideología o enfoque
SERGIO TAPIA T.
En
el contexto del insatisfactorio reinicio del gobierno del “PKK” (me refiero al partido; no a la persona del ex-presidente Pedro Pablo Kuczynski que le
dio nombre al partido; el ex-presidente renunciante, y casi por dos veces
vacado por incapacidad moral permanente), que ahora conduce el reemplazante
previsto por ley, el ex-vicepresidente Martín Vizcarra.
Con ese reinicio
gubernamental, ha renacido el voluntarismo ideológico déspota que intenta imponernos
la individualización de la especia humana mediante géneros, en sustitución a la
mejor fundamentada científicamente distinción de los dos sexos.
Variadas sinrazones
esgrimen los voluntaristas del género, para tratar de obtener justificación para
su terco empeño ideológico. Declaman los gestores de la incertidumbre humana
que, el género, es subjetivo, para así permitir la libérrima determinación de
la orientación sexual, sometida a inclinarse sin ninguna racionalidad ni fundamento
ético que la mera decisión arbitraria e individualista.
Esta visión sobre la
persona humana, desde el género, es por ello que se le sindica ser postura
ideológica: por anti-científica; porque responde a ideas conjeturales y
opiniones sin fundamento; porque niega la comprobación experimental y
cognoscitiva de las ciencias; y porque también es contraria al conocimiento ontológico
(metafísica aplicada el estudio del ser, con distinción de la esencia y los
accidentes).
Mal parado quedó el nuevo
Presidente del Consejo de Ministros (PCM), César Villanueva, al enredarse al
declarar respecto de un nivel cultural que no es de su competencia, cuando trató
de explicar que el fortalecimiento de la ola del género con que manifiestamente
su administración se identifica, no sería ideología sino “enfoque”.
Por su distancia con las
ciencias sociales, es comprensible que el actual PCM haya querido hacer unas
declaraciones tranquilizadoras, frente al ventarrón político opositor que se
gestaba huracanadamente al conocerse la desacertada selección de muchos de sus
ministros. Pero, equivocó el pronunciamiento del mensaje, y lo que pensaba él
sería el remedio frente a los sectores políticos cada vez más influyentes y
exigentes de los defensores de la vida en el Perú, lamentablemente fue peor lo
que dijo y lo que quiso desdecir.
Para la mayoritaria
tendencia de la población peruana, surge un gobierno distanciado de los
verdaderos intereses y exigencias nacionales. Y, si el Presidente Vizcarra no
corrige a tiempo la inconsistente e innecesaria dialéctica ideologizante del
género, no sólo le irá mal sino que acabará peor, y más rápidamente de lo
pensado. Que Vizcarra no repita a Kuczynski, que no sea el gobierno de un
presidente solitario, carente de partido e incapaz de convocar cuadros de
gobierno.
Para el 5 de mayo, día de
la Gran Marcha por la Vida, el gobierno habrá cumplido ya un mes, y habrá cumplido
con debatir su política general de gobierno ante el Congreso. En el escenario de
la política nacional sobreabundará la exigencia proveniente de lo más sano del
país, que se prestará nuevamente a la defensa de los derechos y libertades de
los padres en acción para cuidar de que no se metan con los hijos, que requerirán
al gobierno mesura y ética, y que se pronunciará contra el aventurerismo que pretende
modificar ideológicamente esa realidad patente e inequívoca de lo que con
certeza es el ser humano.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 6 de abril de 2018, p. 6
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