Defensa
Nacional: ¿Gasto o inversión?
SERGIO TAPIA T.
Nuestra República no fue eficaz para
preservar la integridad del territorio nacional. En contraste con el Incario,
la Conquista y Virreinato, que fueron los períodos del expansionismo.
En general, los sectores dirigentes de
nuestra República, han sido y son recelosos del gasto en pertrechos militares.
No hemos sido belicistas, ni podíamos serlo, inmersos en una atmósfera
prejuiciosa del gasto militar.
La inversión en Defensa Nacional corresponde necesariamente
al Estado. No es la época de los ejércitos privados. Y, porque la seguridad
nacional preserva la paz, que es elemento sustantivo del bien común (del objeto
y fin) de la Sociedad Nacional.
La inversión del Estado Peruano no
es uniforme en los tres rubros que componen el gasto militar: en personal, en
pertrechos y en contratación de nuevas tecnologías.
Nuestros militares han sido y son
remunerativamente maltratados. Padecen desatención en sus sistemas de bienestar
(educación para la prole, prestaciones de salud digna y extensiva a la familia
militar, vivienda, etc.). En las últimas administraciones estatales, las
carencias se han acentuado.
La improvisación impera, en medio de los torbellinos
conflictivos, que cada decenio experimentamos con nuestros vecinos fronterizos y
con la endémica subversión interna.
Y, es nula por inexistente nuestra inversión en
las nuevas tecnologías de la seguridad nacional.
Aunque, nuestras insuficiencias al hacer el “gasto”, no nos exime de la necesidad ineludible
de tenerlo que hacer.
Es frecuente medir el gasto en Seguridad Nacional,
relacionándolo con el PBI (producto bruto interno, que es un cálculo de la
cantidad de bienes y servicios que en un año se produce en el país). Ayuda a
explicar ciertas proporciones del gasto que la economía absorbe.
Pero, hay otra variable que influencia en la
generación del “gasto” militar, que
es el nivel de las amenazas percibidas. Esta dimensión expresa la credibilidad
de la política de defensa del país.
Algo interesante ha ocurrido en el “gasto” en la Defensa Nacional. Se ha
transformado en una oportunidad de “inversión
para el desarrollo”.
De las sociedades desarrolladas, surge la
oferta de realizar compensaciones industriales complementarias. Así, la
economía desarrollada beneficiada con la venta de artículos militares, hace inversión
en la economía en desarrollo que gastó en la compra.
Es ya un tipo de acuerdo en comercio exterior
(el “offset”) que busca compensar al
país comprador del armamento, con una inversión proveniente del país vendedor
del pertrecho. En beneficio de otros sectores productivos del país, no se
cierra a que sea en el Sector Defensa.
Hay un loable esfuerzo por la Marina de
Guerra del Perú, a través de su Escuela Superior de Guerra Naval, para develar a
los civiles todo este mundo de la Defensa Nacional. Han sido prolijas y de
mucho éxito las recientes presentaciones realizadas en auditorios universitarios
limeños de pre y post grado, así como en la Escuela Diplomática del Perú. Difundir
esta “Cultura de la Defensa Nacional”
debe proseguir hacia los gremios empresariales y las provincias de interés.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 19 de setiembre de 2014, pág. 6
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