domingo, 7 de septiembre de 2014

Realidad y Defensa Nacional


Realidad y Defensa Nacional

SERGIO TAPIA T.



 

            La Nación es una realidad de dos dimensiones: la física o natural, y la cultural.

            La realidad nacional de la geografía física, comprende las riquezas alojadas en nuestro territorio, y todo recurso que pueda transformarse en bienes de provecho para uso y consumo de la población.

La realidad nacional cultural es creación humana, que transforma la realidad física o es de creación directa.

La persona mediante su inteligencia, puede conocer la realidad -por sus causas y en sus efectos-. Y, con sus habilidades, puede ejercer su señorío sobre lo que existe. A su vez, el gran reto de la persona es vencer sus propias inclinaciones, para evitar el mal, y vigorizando sus virtudes se incline al bien.

No es suficiente que la persona conozca la verdad. Es necesario que la persona, además, adecúe su conducta a la verdad conocida, haga el bien y evite el mal.

Hay conductas individuales, así como comportamientos de comunidades enteras de naciones, desquiciadas de los caros valores de paz y de respeto de lo ajeno, que producen violencia, conflictos y guerras.

Del Perú observamos que nuestro mapa territorial ha decrecido territorialmente.

Fuimos herederos del dinámico expansionismo Inca, y de la gesta pizarrista.

Del marquesado de Francisco Pizarro, recibimos nuestro nombre nacional (El Perú), y los elementos que integran nuestro Ser Nacional (religión Católica, idioma Castellano y territorio). Pizarro preservó territorialmente al Perú, de los quiteños conducidos por Atahualpa, quien no solo hizo prisionero al Inca gobernante, Huáscar, sino que dispuso su magnicidio. Pizarro, fue asesinado por “los de Chile”; aquellos almagristas que disputaban la frontera se trazara en Chincha, con lo cual otra hubiera sido el destino histórico de Arequipa y Cuzco.

Es legítimo restaurar el nombre de Francisco Pizarro al Salón del Palacio de Gobierno de Lima, desde hace 45 años denominado Salón Túpac Amaru por decisión del nacionalismo ignorante del Gobierno Socialista del general Velasco Alvarado.

Nuestra etapa Republicana, en casi dos siglos de existencia, significó pérdidas territoriales, con cada uno de nuestros países fronterizos. Los que aún no han concluido, en pleno Siglo XXI, como la actual disputa con Chile por el triángulo terrestre.

La Defensa Nacional no es propuesta falsa, ni innecesaria.

La Carta de las Naciones Unidas ha desterrado la guerra como recurso para la solución de controversias. Sin embargo, en su Artículo 51, consagra frente a un ataque armado, el “derecho inmanente” de la legítima defensa colectiva.

No hay otra forma de ejercer la Defensa Nacional que mantener Fuerzas Armadas adecuadas.

También exige la Defensa Nacional cultivar en la población la “Cultura de la Defensa”. La que suscitará efectos tan deseables como que el sector empresarial desarrolle negocios e industrias en el ámbito de la Defensa Nacional. Y, para que la población en general sepa discernir su patriotismo, asumiendo otros compromisos, además de su gustosa identificación con las Paradas Militares. Y, especialmente, en la juventud, siempre dispuesta para convocatorias arduas.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 5 de setiembre de 2014, pág. 6


 

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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