Charlie
Hebdo: A 30 días del R.I.P.
Sergio
Tapia T.
Hace un mes murieron violentamente
veinte personas (diez editores de una revista ofensiva, cuatro rehenes de
religión judía en un mercado de comidas “kosher”, tres policías y los tres
autores de los ataques homicidas) y heridos de gravedad cuatro personas más. Fue
diezmado parte del equipo de editores del “Semanario
Carlitos” (“Charlie Hebdo”),
publicación política que ya dejó de circular.[i]
Un
poco de historia.
El antecedente remoto de la publicación se originó en
1960 con “Harakiri” y más tarde en
1969 se denominará “Harakiri-Hebdo” e
inmediatamente después “L´Hebdo Harakiri”,
una revistilla parisina, trotsko-anárquica publicada por iniciativa de los
participantes de las revueltas francesas de 1968, que produjo la conclusión
anticipada del gobierno del general Charles de Gaulle.
El semanario tuvo cierres y sobresaltos periódicos: fue
clausurado en 1961, reapareció en 1966 siendo nuevamente clausurada el mismo
año. Y, volvió a salir seis meses después. En 1970 fue nuevamente censurada.
Esta vez, 1970, la publicación cambió de nombre por el de
“Charlie Hebdo”. Sobre la nueva
denominación se tejen especulaciones. Para algunos se refiere a Charles de Gaulle,
para otros proviene del personaje de la tira cómica “Peanuts” (“Charlie Brown”),
muchos optan por esta versión, por cuanto la elección de un común nombre
estadounidense expresa el sentimiento anti-yanqui de los editores, aunque
también eran anti-degaullistas.
La revista cerró en 1981, debido a una profunda crisis
financiera, por su falta de publicidad y de lectores.
La revista re-nació en 1992, gracias al proyecto de
publicación de un nuevo grupo financiero, que gustó elegir el nombre de “Charlie Hebdo”.
La nueva etapa del semanario fue más radical que en las
anteriores etapas de su existencia, de lo que resultó muy sonadas dimisiones y
despidos.
La anti-religiosidad contra el Islam, no ha sido de
propia creación en esta última etapa histórica de “Charlie Hebdo”, adoptó caricaturas de la revista danesa “Jyllands Posten”, y asimiló una línea
blasfema radicalmente ilegítima.
¿Un
atentado de “bandera falsa”?
Distintos analistas han cuestionado la versión oficial
del atentado a “Charlie Hebdo”, clasificándolo como de “falsa bandera”[ii].
Pues, si bien los asesinatos se perpetraron en nombre de Alá, a quien menos
favor le hace es a la comunidad musulmana, en París y en cualquier lugar del
mundo en que se encuentren.
También se ha cuestionado la burda sembrada del documento
de identidad de unos de los hermanos Kouachi en el vehículo en que fugaron.
Como para despejar toda duda, y que las pesquisas se centren sólo en ellos.
Pero, lo más grave, es que han sido difundidas las pistas
de contactos que tuvieron en vida los asesinos, con los servicios secretos
franceses.
Además, el video que muestra al policía herido, que en un
inicio se difundió la noticia que había sido rematado por uno de los asesinos,
la revisión del video sin editar, no muestra tal remate: ¿Entonces, quien mató
al policía francés de origen musulmán?
Finalmente, a las veinticuatro horas pasadas desde la
perpetración de los hechos. Uno de los policías franceses a cargo de la
investigación se suicidó.
La
mala imitación de “Charlie Hebdo”
En Argentina se edita la revista “Barcelona”, que manifiesta
ser imitadora de “Charlie Hebdo”, su directora es Ingrid Beck. Resultó que
desde la misma prensa argentina fue rechazada una caricatura del Papa
Francisco, publicada en octubre pasado[iii],
por ser innecesariamente ofensiva a la persona del Papa. Convocada la directora
al programa de TV de Eduardo Feinmann, la Sra. Beck no aceptó que su
publicación fuese ofensiva, ni falatara el respeto al Papa. Ella afirmó que su
periodismo era una “parodia”, y que “no se pueden poner límites al humor”.
En el diario “El Comercio”, se publicó un artículo de
Sonia Goldemberg (hija de un recurrente canciller del gobierno de Alberto
Fujimori), titulado “Derecho a blasfemar”.
En la publicación de este mes de febrero de un dinámico
grupo editorial de temas jurídicos, el propietario-director editorializa con el
título “¿Y nuestro derecho a la
blasfemia?” argumentando en torno a la “luz
verde” que se interpreta para blasfemar de la Observación N° 34 emitida por
el Comité de Derechos Humanos de la ONU, el 3 de mayo de 2011[iv].
Cuando
hay ausencia de sindéresis.
No hay derecho a blasfemar, porque según el significado
de la palabra[v] “blasfemia” es una “palabra gravemente injuriosa contra alguien”. Si es injuriosa entonces
produce “daño” y en derecho (sea
nacional o internacional) a nadie le está permitido producir daño a otro, y si
lo hace recibirá como justo trato una sanción (civil o penal).
La blasfemia es una injuria, e injuriar es dañar y es un “delito
(…) consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo
de su fama o estimación”[vi]
En nuestro ordenamiento jurídico nacional está penalizada
la injuria, por lo tanto la blasfemia.
¿Y en el los tratados internacionales? También.
En el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
de 1966, que es el instrumento internacional de los derechos humanos para la
ONU, en el inciso 2° del artículo 20 se consagra que: “Toda apología del odio nacional, racial o religioso que
constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará
prohibida por la ley.”
Por lo tanto, si en el Perú, o en cualquier Estado miembro de la ONU,
como lo es Francia, no está regulada esa obligación internacional de protección
de los derechos humanos. Ese Estado estará en falta a sus obligaciones
internacionales.
Desde
esta perspectiva, no se entiende por qué los tribunales franceses desestimaron
la demanda de la Asociación Siria por la Libertad, interpuesta en setiembre de
2012, contra “Charlie Hebdo”, reclamando literalmente ese segundo inciso del
artículo 20 de ese Pacto Internacional.
¡Cuidado
con los “charlies” peruvianos!
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, lunes 9 de febrero de 2015, páginas centrales 10
y 11.
[i]
Luego del trágico atentado, la publicación editó 5 millones de ejemplares, en
dieciséis idiomas, y cerró, al parecer temporalmente. Nunca había vendido tanto
en toda su existencia.
[ii]
Como en el programa de televisión alternativa que dirige Enrique Romero, en su
entrevista al periodista de investigación alternativa Adrián Salbuchi.
[iii]
“Barcelona” N° 317, 17 de octubre de 2014.
[iv]
“La Ley” N° 8, Lima febrero 2015, publicación de Gaceta Jurídica S.A., autor
Walter Gutiérrez C.
[v]
Diccionario de la Real Academia Española.
[vi]
Diccionario de la Real Academia. Española.
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