Homosexualidad
y matrimonio
SERGIO TAPIA T.
Desde todo punto de vista (religioso-teológico, moral o
ético, filosófico y jurídico), quien decide para sí la opción de ser homosexual,
goza de toda autonomía para poderlo hacer. Ningún ciudadano, adulto, debe ser
reprimido en su opción, libre y responsable.
La virtud deja de dignificar cuando no es voluntaria. El
mal, deja de ser punible, si no es libremente asumido.
La libertad
no es hacer lo que se le da la gana, y sin responsabilidad. No. Ese no es el
sentido de la libertad humana. La libertad se ejerce respetando el derecho de
los demás. Y, no atentando contra la moral pública, ni ocasionando escándalos
en lugares públicos, ni asumiendo conductas perniciosas o perjudiciales.
Si
un varón decide ser soltero, no puede reclamar la aplicación de la “sociedad de gananciales”, para con su
mejor amiga o amigo. No. Porque, la “sociedad
de gananciales” está íntimamente ligada al matrimonio. Debe de preexistir un
matrimonio, para que la sociedad de gananciales pueda configurarse.
En
el mismo sentido, a nadie le asiste el derecho de casarse “homosexualmente”, porque el matrimonio tiene por objeto perpetuar
la especie humana, consecuentemente por naturaleza es heterosexual, único manera
de asegurar procreación.
En
esta última semana de febrero, se desató una campaña publicitaria para favorecer
la imagen homosexual (el libro de las hermanas periodistas Del Río) y para promover
la ley del matrimonio homosexual (por el congresista Bruce, autor del proyecto).
¡Qué
nivel de intrascendencia! Y, es el tramo final de la penúltima legislatura del
gobierno de Ollanta Humala.
La
viabilidad del país reclama temas de mayor exigibilidad. Y, hay peruanos, que
padecen necesidades insatisfechas, que reclaman urgente atención.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 27 de febrero de 2015, pág. 6
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