Minería
Subversión
SERGIO TAPIA T.
El viernes pasado,
bajo el título “El buen gobierno”, señalé
las deficiencias del gobierno de Humala, hipotecado a la ideología socialista.
Pero,
esos mismos socialistas, por su frenesí revolucionario, también trabajan planes
desde la oposición.
Actúan
embriagados por “el poder destructivo de
la dialéctica comunista”. Promueven crisis sociales, desde el gobierno y
desde la oposición.
Hay políticos que buscan aliarse con los socialistas, creyendo
que obtendrían colaboración para gobernar. Pero, los socialistas sólo reciben
la porción del poder que la ingenuidad política les traslada, y sólo estarán
comprometidos en su propia agenda revolucionaria: Velasco y Humala, son ejemplos
de quienes creían usar a los socialistas.
El dogmatismo económico socialista reposa en dos sofismas:
(a) La propiedad privada es un robo, por lo que hay que estatizarlo todo,
socialismo es no-propiedad; (b) El quehacer político socialista es la guerra
revolucionaria, el combate guerrillero-terrorista; el enfrentamiento de proletarios
contra dueños del capital. Es una ideología irreductible al diálogo
democrático.
Hoy las paralizaciones de la economía no se producen por lucha
sindical, sino por poblaciones circundantes a las empresas, empoderadas como
otorgantes de las mal llamadas “licencias
sociales”. Eso sí, agitados y encuadrados por revolucionarios profesionales,
que integran los partidos socialistas.
Al inicio del gobierno de Huamala se paralizó el
megaproyecto minero Conga en Cajamarca (al Norte de Lima), a un año de concluir
el gobierno de Humala, se impide la continuación del megaproyecto minero Tía
María (al Sur de Lima). Era guerra avisada.
Es pesada
la hipoteca socialista que sufre el Perú: Asesinaron indiscriminadamente hace
30 años. Obtuvieron libertad y maniobraron para enjuiciar a nuestras Fuerzas
Armadas sobrevivientes del combate terrorista. Ahora, impiden cuanta inversión
pueda beneficiar el progreso del país.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 17 de abril de 2015, pág. 6
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