Tomás Melendo:
Educar peor…
Educar no es rol autónomo del Estado
Sergio Tapia
Educar, viene del latín: “e-dúcere”,
conducir desde afuera. En otras palabras no es dar un pescado, es enseñar a
pescar. Porque con la educación la persona obtiene conocimientos para
permanecer en la verdad y evitar el error, lo que siempre genera consecuencias
malignas. Con la educación, la persona puede ejercer plenamente su libertad, será
señor de sí mismo, será dueño pleno de sus propios actos eligiendo entre el
bien o lo mejor, y permaneciendo en el rechazo del mal y de lo peor.
Nuestra Constitución Política es
interesante cuando trata los temas de salud y educación. En el artículo 9°
inequívocamente dispone que “el Estado determina la política nacional de
salud”. Determinar es decidir, establecer, fijar. Y, en materia de la salud de
los seres humanos, el Estado se reserva la facultad de orientar, conducir y
establecer las políticas públicas sanitarias.
Diferente trato se le da a la
educación, en los artículos 13° al 16° del texto constitucional. El deber de
educar reposa en los padres de familia, así como el derecho de “escoger” el
centro educativo que desean para sus hijos. Escoger es elegir, y elegir es
optar por un modelo educativo y dejar otra propuesta educacional. Por lo tanto,
el artículo 13° de la Constitución rechaza el monopolio de la enseñanza por el
Estado, en materia de moral sexual para niños y adolescentes, qué es lo que
intenta este gobierno, independiente de quien sea la persona que ejerce como
Ministro de Educación, o el defenestrado de ayer o la actual que ya se ha
ilegitimado en el ejercicio del cargo.
En estos días gozamos en Lima de la
visita de un destacado autor en temas de promoción de la educación como tarea
insustituible de los padres de familia, el catedrático español Tomás Melendo. Autor
de centenares de libros y artículos académicos, conferencista internacional,
profesor universitario distinguido.
Tomás Melendo convoca al público
limeño, hoy, en el auditorio INICTEL (Av. San Luis N° 1771, San Borja; queda
entre las avenidas Javier Prado y Canadá), para tocar el cautivante tema “Todo
educamos mal… pero unos peor que otros”. Y, quien no debe decidir cómo ni en
qué educar es el Estado, que cambia de manos partidarias y hasta ideológicas,
cada ciclo electoral, si no es con cada cambio de Ministro.
Lo que se cultiva (la cultura), en
la persona humana desde niño y adolescente, es lo que fructificará a lo largo
de su vida joven y adulta. No podemos bajar la guardia a los ventarrones
ideológicos que afectan la gran tarea educativa que a los padres de familia les
corresponde asumir y emprender, insustituiblemente. Y de los cuales, los
maestros, son auxiliares de apoyo.
Señor Ministra de Educación: ¡No a
la ideología de género!
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 9 de junio de 2017, pág. 6
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