La Hispanidad, su sentido y finalidad
SERGIO TAPIA T.
Ayer celebramos el Día de
la Hispanidad, efeméride de viva recordación del Descubrimiento de América para
el resto del mundo: Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, se verificó la
redondez de la tierra desde la íntima experiencia de Cristóbal Colón y sus
navegantes.
El sentido de una
realidad, histórica, es ejercer la capacidad de entenderlo, en su cabal
magnitud y significación.
Con el 12 de octubre de
1492 América quedó descubierta para el resto de los pueblos. Ya no hubo
necesidad de realizar otros esfuerzos para descubrirla.
Quienes con el deseo de
opacar y deslucir, y no con el interés de buscar la verdad histórica, afirman
que antes de Colón habían llegado los chinos, los vikingos, etc. Caen en profunda
contradicción, pues, ni la migración china ni el arribo vikingo, fueron
definitivos para develar al mundo la existencia de este gran territorio
bioceánico.
Distinto fue con
Cristóbal Colón, quien en nombre del Reino de Castilla descubrió América, para
el mundo restante, para la Historia y para siempre. A partir de él, no ha
habido necesidad de nuevas empresas exploradoras para descubrir a América.
Forjar la Hispanidad es
una vocación de destino en la Historia, porque es buscar algo: ¿Qué se busca
con promover la hispanidad? La integración de personas y de pueblos en un ideal
de común destino, a partir de los elementos constitutivos de la unidad: idioma
y religión, que constituyen elementos culturales fundamentales.
La Hispanidad es un
contenedor de muchas realidades particulares, individuales y colectivas. La
Hispanidad es un factor inclusivo. La Hispanidad es una hermandad y no una
sujeción autoritaria.
Conspiran contra la
Hispanidad la ignorancia de los fenómenos sociales, la ideología política, el estrabismo
en la visión de la Historia integradora.
Nuestro pueblo peruano,
además de la riqueza de sus matices localistas, es hispano de origen
fundacional, es su idioma el castellano. Es aún en significativa proporción de
su historia una unidad con la España imperial (282 años), en contraste con la
República independiente (recién próxima a cumplir 200 años).
Ya no somos indígenas
puros etno-culturalmente, ni españoles puros pues no practicaron la
segregación. Somos peruanos, somos criollos, somos la unión de lo autóctono con
lo hispano. De tal manera que constituyen símbolos de peruanidad personalidades
como Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, que se santificaron durante el
virreinato.
El afán de mantener, aún,
indigesta nuestra nacionalidad mestiza, racial y cultural, nos produce una
fatídica quiebra en nuestra identidad nacional. No podemos renegar de aquella proporción
determinante de lo que somos, ni olvidar de donde provenimos.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 13 de octubre de 2017,
p. 6
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