La salud
de la República
SERGIO TAPIA T.
La República es una de las formas legítimas para gobernar
la Nación.
La
Nación somos todos los peruanos presentes, y los que vendrán mañana.
Los
que vivieron ayer, en nuestro territorio nacional, pertenecen a la Patria, son
el pasado.
La
enfermedad de la Nación compromete la salud de la República.
La
Nación sufre si las personas no están bien constituidas y mantienen conductas
perniciosas; y como consecuencia causan desajustes en el modo de gobernar.
Si los
procesos de sociabilidad interpersonal no se practican, no se desarrollan
convenientemente. Causarán déficit, que desordena la República.
Hay una
íntima unidad entre sociedad y política. El fortalecimiento de la Nación,
resana la acción política; y las carencias de la Nación producen malestar en la
República.
¿De dónde
surgen los ciudadanos calificados para ser jueces, para ser militares, para ser
legisladores o gobernantes? Pues, de las familias, de la estructura social
actual, de la Nación.
Si
la Nación se enferma, correremos el riesgo de generar crisis endémicas en el
Estado.
La
enfermedad de la sociedad nacional es la falta de virtud, que perjudica el
cumplimiento de las leyes, aún de las mejores.
Nuestra
mayor riqueza es la integridad moral de la Nación, porque garantiza la salud de
la República.
El
deterioro nacional se inicia con el relajo ético expresado por el libertinaje
de las relaciones anti-natura, de la facilidad del aborto, de la indignidad de
la eutanasia. Todas ellas son expresiones de la decrepitud, a escala social.
La baja
en la observancia de las obligaciones ciudadanas, produce la exigencia de
adoptar medidas represivas.
Cuando
las leyes no se cumplen, por falta de convicción; se recurre a la imposición de
la disciplina externa, la represión, para moderar los excesos.
Publicado en el diario “La
Razón,” Lima, viernes 15 de mayo de 2015, pág. 6
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