Persecución
religiosa, hoy
SERGIO TAPIA T.
Es usual considerar la persecución religiosa como algo
histórico. Como hechos que ocurrieron y que lamentamos hayan ocurrido. De los
que hay posibilidad de rememorar, y de expresar nuestra admiración por quienes
sufrieron en sus carnes y en sus huesos la violencia y el martirio. Y, casi
inclinados a no pensar que hoy pueda haber persecución religiosa.
Evocar
persecuciones religiosas, es recordar las primeras centurias del Cristianismo cuyas
comunidades fueron objeto de persecución implacable judeo-romana. La Historia
registra la orgía de sangre provocada por las revoluciones ideológicas: Tanto
la Revolución de la Burguesía Liberal de origen dieciochesco; así como, la
Revolución Socialista en sus diferentes vertientes –todas tiránicas– como el
comunismo leninista-estalinista durante 50 años en Rusia, tan genocida como impune;
el socialismo-masónico mexicano de los años veinte; el fascismo italiano y el
nazismo alemán y sus demás variantes en otros países; el anarquismo-comunista
de la guerra civil española de 1936-1939; el relanzamiento
asiático-latinoamericano de la subversión guerrillero-terrorista promocionada
por el comunismo durante la guerra fría.
En nuestros
días, hay una actualización criminal de un neo-islamismo persecutor.
Pero,
cuesta que ya andando en el tercer lustro del Siglo XXI, se verifique la perpetración
de la persecución religiosa, desde la negación del ejercicio de la libertad
religiosa, hasta el asesinato violento y martirizante.
Hay ONGs que, enarbolando las banderas de los derechos
humanos con las que usualmente caracterizan su actuar, extrañamente exigen a
las autoridades del Estado para que las ideas religiosas de los ciudadanos no
sean ni admitidas, ni escuchadas.
En el
intento Bruce del matrimonio homosexual y en el debate de estos días en torno a
la legalización del aborto. Observen como la ideología expresa su vanidosa intención
de pretender erradicar la cosmovisión religiosa de la persona humana. Horadando
el derecho inalienable de la libertad de convicción religiosa y de la libre
expresión de la fe coherente con el actuar: ¡Qué tal tiranía!
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 22 de mayo de 2015, pág. 6
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