Entre teología y telenovelas
Sergio Tapia
El segundo Ministro de Cultura, designado
en el quinto mes de PPK como presidente de la república, es el triplemente
premiado actor de telenovelas don Salvador del Solar. Quien, en sus breves tres
meses de ministro, es la única imagen positiva que muestra la ya desgastada
administración PPK, a pesar de su novísimo inicio.
Sin embargo, a inicios de este mes de marzo, el ministro del
Solar incurrió en una muy sonora equivocación. Viajó a Arequipa, para cumplir
con el encargo presidencial de condecorar la imagen del Señor de la Amargura,
al cumplir 90 años la Hermandad de Paucarpata que cultiva su devoción.
Usualmente, en las ceremonias
litúrgicas católicas, el uso de la palabra está reservado a los ministros del
culto (sacerdotes u obispos), incluyendo aquellas extraordinarias en las que
participan autoridades estatales.
Sin embargo, por tratarse de la
imposición de una condecoración del Estado a la imagen de Cristo, el Arzobispo
de Arequipa, monseñor Javier del Río, concluida la ceremonia cedió el
respectivo espacio para el acto de la condecoración estatal. Aguardando el
Arzobispo, aún guarnecido con las vestimentas litúrgicas respectivas. Pero, el
ministro del Solar, incurrió en el desaguisado de proferir una perorata, dando
explicaciones sobre citas evangélicas para justificar la imposición totalitaria
de la ideología de género en el currículum de educación escolar, que en este
mes de marzo comenzará aplicarse, a pesar de las masivas protestas ciudadanas.
El comportamiento del Ministro de
Cultura, fue inconveniente y descomedido. Injustificadamente perdió la
compostura, se portó mal, abusó del espacio de tiempo cedido por el Arzobispo,
y mediante el micrófono que se le confió usurpó funciones eclesiásticas, tal como
es interpretar la Palabra de Dios, en el contexto de una ceremonia litúrgica.
No le correspondía hacerlo.
El Arzobispo de Arequipa, permaneció inmutable, y aplaudió el
acto ministerial de la imposición de la condecoración, no la perorata lanzada por
tan desacertado Ministro. Y, guardando el decoro, el arzobispo declinó corregirlo,
aunque para muchos, entre los que me encuentro, el Ministro sí se lo merecía.
Al cabo de 21 días, con ocasión de una conferencia de prensa,
este tema fue objeto de pregunta periodística. La respuesta del Arzobispo fue completa,
adecuada, sin ambages, ni simulaciones.
Ínterin, en redes, hubieron católicos incompletamente
informados de los sucesos, que mezclando sus opiniones con la de los
anticlericales insolentes, denostaban contra el Arzobispo de Arequipa, distorsionando
aún más lo que algunos medios se atrevieron a difundir con alteraciones, hasta
de mala fe las ha habido, para contrariar a la Iglesia en una de sus cabezas
episcopales.
Lecciones a tener en cuenta: Desde la religión hay que ser
siempre cauteloso frente al manejo manipulado del instrumento prensa. No
responsabilizamos al gremio de periodistas, porque quienes incurren contra el
derecho de informar con la verdad, es una pequeña minoría ideologizada, que hace
prensa militante con la ética leninista: Es lícito todo lo que contribuye al
triunfo de la Revolución.
El ministro no ha reparado en su
falta, depreda las relaciones que ha de velar entre el Estado y la Iglesia
Católica, que la Constitución le ordena. No ha pedido perdón al mayoritario
pueblo católico del cual se nutre la Nación peruana.
Una más, de este gobierno de PPK.
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 31 de marzo de 2017, p. 6
Blog (colección artículos publicados en
La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario