Entre la parodia y la infamia: El Caso El Frontón
Sergio Tapia
Mientras leas estas líneas, habrá 34
marinos de guerra del Perú que estarán sufriendo la parodia y la infamia de
tener que soportar, contra todo pronóstico, un proceso judicial, que guarda las
mismas proporciones que hace unos años padecieron los Comandos del Ejército y
la Marina que rescataron rehenes de la residencia del embajador del Japón. Que
tanta indignación suscitó en la ciudadanía.
En el caso El Frontón, la indignación es de mayor intensidad:
Se trata de un caso judicial prescrito desde todo punto de vista; los hechos
han sucedido hace 31 años y más de dos meses (el 19 de junio de 1986), fue una
operación militar por insuficiencia de la capacidad policial de ese entonces
(la Guardia Republicana), hubo toma de rehenes y con un asesinado por los
terroristas, se trató de un motín armado por internos por terrorismo que en su
mayoría eran militantes del Partido Comunista del Perú (alias “Sendero
Luminoso”).
Es inimaginable el esfuerzo, la inversión de horas-hombre y
de dinero, que el comunismo internacional ha invertido en lograr que este
juicio se mantenga, a pesar de los diversos archivamientos que ha tenido. Pero,
siempre hay un ONG, o un “amigo caviar” que ayuda a mantener el proceso en
vigencia. Hasta con infracciones a la Constitución, como es el caso de los 4
miembros del Tribunal Constitucional, ya denunciados.
Sin ninguna prueba, y además reconociendo en documentos que
no las hay, quien representa al Ministerio Público en este caso, mantiene su
acusación, para llevar a juicio a 34 marinos de guerra, quienes son inocentes
de lo que se les acusa.
La carencia de pruebas es compensada por una campaña de
prensa, millonaria y sostenida, que repite cual slogan marquetero, que en El
Frontón hubo una “masacre”.
Pues, no es verdad. La masacre fue lo que evito la Marina de
Guerra. La masacre la iban a perpetrar unos 150 terroristas, armados y
camuflados, dentro de un pabellón modificado estructuralmente, que pasó de ser
de una cárcel a un bastión terrorista: con depósitos de dinamita, reservas de
agua, botiquines de combate, sala para intervenciones quirúrgicas,
subterráneos, así como una diversidad de armas de fuego, ballestas infectadas,
bombas molotov con gasolina, etc. Todo esto está minuciosamente documentado en
una publicación de la misma organización terrorista, al año de los
acontecimientos, de junio de 1987, titulada “El Día de la Heroicidad”.
Por supuesto que un juicio de esta naturaleza es repudiable.
Y, no falta en él, la sombra de la desgreñada Comisión de la Verdad y
Reconciliación, que ha manchado honras y reputaciones de tantos peruanos que se
opusieron al terrorismo demencial de los años 80s y 90s, miembros o no de las
FFAA y policiales.
Confiamos que la verdad sea entronizada en este proceso, y
que los jueces emitan sentencia justa y arreglada al Derecho. Basta ya de
seguir ensuciando la administración de la justicia en el Perú, sometiéndola a
los intereses y fines de la subversión marxista.
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 8 de setiembre de 2017, p. 6
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