La deformación izquierdista del terrorismo en el Perú
Sergio Tapia
A las izquierdas marxistas les
cuesta muchísimo condenar las acciones terroristas del Partido Comunista del
Perú (mal llamado “Sendero Luminoso”) y las del Movimiento Revolucionario Túpac
Amaru (MRTA). Razón por la que, desde el inicio de las acciones delictivas el
17 de mayo de 1980, hasta hoy, las izquierdas se niegan a responsabilizar
criminalmente a sus conmilitones comunistas. Tal como lo testimonia el Informe
de la presuntuosamente denominada “Comisión de la Verdad” y lo reconfirman los
ONGs gramscistas dedicadas febrilmente al lobbing judicial aquí, como en
Colombia.
Nos han cambiado la historia vivida
en los 80 y 90. Ya no se registran en nuestra Historia Nacional los
acontecimientos vividos conscientemente por los peruanos que hoy cifran los 43
años o más, ni lo sufrido por los mayores de 26 años que se mantuvieron en vilo
127 días de secuestro en la residencia del embajador japonés.
La inmensa mayoría de ciudadanos vivieron parte de su vida
inmersos en las acciones delictivas perpetradas por los comunistas. Sin
embargo, se cambió la historia, se modificó el libreto, se trastrocó la visión
de las cosas, se alteró la explicación de las causas y consecuencias.
En esta embustera manera de subvertir la Historia, porque ya
no importan los hechos sino la ideología interpretativa, se culpa a las
miembros de las FFAA de haber generado violencia deshumanizadora, crímenes
inimaginables y toda suerte de atropellos contra población civil indefensa e
inocente, contra los pobres, contra las minorías etnolingüísticas del ande y
contra determinados “luchadores sociales”.
¡Qué maniobra! Un psicosocial de envergadura. Que ha
requerido cabezas para un estado mayor pensante (estrategas políticos), elementos
de maniobra subordinados (medios de prensa y partidos políticos), numerosos
activistas (guionistas, redactores, comentaristas, conductores de programas, testigos
falsos y acusadores noveles).
Hay prueba incontrovertible de toda esta gran operación. El
Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, impuesto en sede
judicial como documento cabeza de proceso en los juicios contra los militares
por haber luchado contra el terrorismo. El LUM (Lugar de la Memoria, la
Tolerancia y la Inclusión Social), del que aún no se adivina todo su plan
operacional; que ha sido financiado por el Estado Alemán. La izquierda promovió
las donaciones, y las agradece con suma aceptación. Sin odio ni rencores contra
ese Estado alemán que eliminó a todos los miembros de la primera generación de la
banda terrorista comunista Baaden-Meinhoff: uno por inanición en 1974 antes de
ser sentenciados, la Meinhoff por estrangulamiento en 1976 durante el proceso judicial,
y Baaden con los tres restantes por suicidio colectivo en 1977. Todos los hechos
sucedidos en la prisión de Stammheim, construida especialmente para alojar a
tan peligrosa banda de terroristas. Así es la izquierda, suele perder la razón
y la memoria ante los euros contantes y sonantes.
Pero, para los peruanos es inconcebible que, con dinero
alemán, proveniente de esa misma sociedad que sufrió el terrorismo mortal y
desalmado, en los años 70. Hoy se financie en el Perú la elaboración y difusión
de una pseudo-historia, para culpar a los miembros de la Marina de Guerra del
Perú de haber perpetrado un supuesto crimen, en El Frontón, que aún no ha sido
juzgado: ¿Dónde quedaron los derechos humanos sobre la presunción de la
inocencia? ¿Y, el respeto entre Estados soberanos sobre la no injerencia en asuntos
internos?
Pero, llama mucho la atención, que el Canal 7 de TV del
Estado, transmita en la serie Sucedió en el Perú, un visión sobre El Terrorismo
en El Perú, que es la suma de todas estas tergiversaciones anotadas. Estas
carencias en nuestra identidad, son la debilidad de nuestra Nación.
Publicado en el diario “La Razón”,
Lima, viernes 22 de setiembre de 2017, p. 6
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