La Política, redimirla para que sea redentora
SERGIO TAPIA T.
Verdaderamente veía que
este año 2018 acabaría con decepción en lo político. Aunque sin perder las
esperanzas de un amanecer más digno y promisorio para nuestro Pueblo.
¿Por qué, entonces, tanta
tensión y lucha política? El fujimorismo arrasó electoralmente y obtuvo el 56%
del control de los escaños parlamentarios. Reducido ahora al 47% como
consecuencia de la indisciplina, inmadurez y escandalosa ruptura de los hijos
del fundador del movimiento fujimorista.
Es más, hubo un gran
interés ideológico liberal sobre el Perú, desde el reinicio de la democracia en
los 80s, tras la experiencia estatista del socialismo velasquista
Vizcarra cuenta con poco
menos de medio año en el poder, es el accesitario del titular Kuczynski, quien
deshonrosamente fue vacado por el Congreso, a quien personalmente Vizcarra le
debe la presidencia y el poder que ostenta. Pero, poder que ejerce con cuadros
de gobernantes provenientes de las izquierdas marxistas.
La política es una tarea muy
delicada en la sociedad. Es tema de las Sagradas Escrituras, de la moral y de
las ciencias. Es objeto de novelistas insignes, es preocupación de académicos y
es el quehacer de ciudadanos que aspiran a aportar cambios sustanciales para
mejorar la vida social.
A la Política (con
mayúscula) es necesario promoverla, hacerla rectamente comprensible, infundirle
valor e insuflarla de virtudes, siendo la virtud que las corone la de la
Prudencia.
Pero, la política no está
inmune de incurrir en perversiones, falsificaciones y crasos errores. Y, aquí,
la buena intención no basta, pues, resiente al bien común de la Sociedad toda.
Es necesario distinguir
la “democracia” que es la participación de la ciudadanía en el grado de las
decisiones; de la “república” que es la institucionalidad del Estado al
servicio del bien común social.
Nuestro sistema político
es la democracia republicana. En otros países, históricamente, ha existido la
monarquía electiva, en Europa existe la monarquía republicana. Variadas configuraciones
y fusiones se han ensayado con ambos elementos, la democracia y la república.
Hasta se ha hecho uso de la denominación democracia de partido único, como
desvergonzadamente lo practicó el comunismo del siglo XX.
La república es lo
institucional, la distribución de poderes, la compensación de cargas y
atribuciones, el justo medio de las pesas y contrapesas de las facultades
políticas. Para obtener el equilibrio virtuoso.
Para hacer cambios
políticos en serio, es necesario diagnosticar si el problema está en la
dimensión democrática, esto es en el hombre. O, si el problema está en la
dimensión republicana, o sea en el diseño de las instituciones.
Mediante el referendo de
hace un par de semanas, el Presidente Vizcarra ha apostado al cambio republicano,
para una renovación de la Política. A mí me parece un error de diagnóstico;
porque el problema está en el “hombre viejo” que no renueva el rol ciudadano. Hay
que renovar la persona, pues, ella es portador de valores; y que hoy muchos
lamentablemente no los portan.
Por eso la Política debe
ser redimida y debe ser redentora. Porque, tiene que estar inspirada en
valores, y servir no sólo con honestidad sino con arrojo y valentía, a los
valores.
El año 2018 concluye con
esperanza, pues, se anuncia la conformación de una nueva bancada parlamentaria,
que daría inicio a una nueva forma de hacer política, porque asumirá la defensa
de todos los peruanos desde su concepción hasta su muerte natural (ni abortos,
ni eutanasia), la defensa de la familia y la consiguiente promoción del
matrimonio, la custodia del derecho de los padres de familia por la educación
transversal con moral y religión para sus hijos.
Adelante congresista
Julio Rosas, adelante congresista Pedro Olaechea, adelante congresista Jorge
Castro Bravo, adelante tantos otros congresistas que el Perú y los peruanos los
esperan con viva esperanza.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 28 de diciembre de 2018,
p. 6
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