¿Gobernar
sin calidad parlamentaria?
SERGIO TAPIA T.
Nuestro
modelo republicano-democrático no es parlamentarista, como en muchos países
europeos, cuyas naciones confían su destino a gobernantes surgidos de las
cambiantes mayorías parlamentarias. Una forma de elección indirecta ciudadana.
En nuestro
caso es presidencialista. Nuestros gobernantes son elegidos por votación
ciudadana directa. Y, gobiernan o frente o enfrentados al Congreso; gozando ambos;
Presidente y Congreso, de la facultad de destituirse mutuamente, según las regulaciones
que la Constitución señala.
Cuando
el candidato presidencial obtiene votación exigua, en primera vuelta, no
contará con el número mínimo de congresistas para formar por sí mismo su
mayoría parlamentaria. Fue el caso del primer gobierno de Belaunde Terry
(1963-1968) y el de la primera fase del largo gobierno de Alberto Fujimori
(1990-1992).
En
cambio, si el candidato presidencial obtiene un importante caudal electoral, se
asegura un parlamento aliado para sus planes gubernamentales. Fue el caso del
segundo gobierno de Belaunde Terry (1980-1985), los dos períodos de Alan García
(1985-1990 y 2006-2011) y las restantes fases del prolongado gobierno
fujimorista (1993-1995, 1995-2000 y 2000-2001).
El caso
de Ollanta Humala es sui géneris. Goza de un parlamento complaciente y apacible.
Complaciente, gracias a una especie de co-gobierno de tres agrupaciones parlamentarias
que no desean ser oposición: los toledistas, los kusincsky-castañeda y los
belaundistas. Apacible, porque la oposición fujimorista está desarticulada, carece
de vigor y no muestra norte político. Y, muy apacible, porque los gajos de la izquierda
radical no saben cómo constituirse en oposición congresal.
El gobierno de Ollanta Humala, teniéndola fácil con ese
Congreso apacible y complaciente, no gobierna bien porque carece de objetivos,
habiendo perdido sin obra y con gran esterilidad el corto y el mediano plazo de
su período de duración.
La responsabilidad es de los caviares, que controlan
políticamente la administración pública, con gran fracaso, como cualquier
comunista siempre tiene.
Pero, la responsabilidad que sólo es de Ollanta Humala y
de su entorno partidario íntimo, ha sido la selección de los congresistas que forman
hoy nuestro Parlamento. La falta de calidad ética de algunos, el compromiso
revolucionario marxista de muchos de ellos y la incapacidad por parte de casi
todos para conducir al país en las vías acertadas del bien común y del bienestar
material.
El Congreso tiene un rol importante es el sistema republicano-democrático
de gobierno: Dar leyes justas y practicar el control político prudente y
acertado. Nuestros actuales parlamentarios no satisfacen ninguna de estas
exigencias políticas. ¿Por qué?
Porque
nuestros parlamentarios adolecen de deficiencia ética. A la que suman otras
deficiencias, según cada caso individualmente considerado: Preparación,
lealtad, compromiso y actitud de servicio con sincero rechazo de servirse a sí
mismos.
La producción parlamentaria en los dos años de
este gobierno ha sido deficiente legislativamente y escandalosamente anti-ética
en el control político, como fue la repartija partidocrática de cargos en el
TC, el BCR y la Defensoría del Pueblo.
El
Parlamento que soportamos, prioriza la mayoría parlamentaria y no la
racionalidad. Esto es un suicidio político y de gravísimas consecuencias para
el país.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 2 de agosto de 2013, pág. 8
http://larazon.pe/columnistas/10697-¿gobernar-sin-calidad-parlamentaria.html
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