Resolver la gravísima crisis moral
SERGIO TAPIA T.
Las
instituciones no son ajenas de las personas que las integran. Es erróneo
repetir “los hombres pasan, las
instituciones quedan”; porque son las personas las que hacen las
instituciones.
Estamos
ante una crisis advertida, que por no haber sido tratada a tiempo, se ha sobredimensionado
a escalas que comprometen la vida en sociedad y el funcionamiento eficaz del estado,
y lo que es más grave, la debida e insustituible contribución que el estado
debe al bien común nacional.
La crisis no es sólo peruana,
es verdad. Es un defecto universal producto del desvarío de una civilización
basada en la subversión ideológica, en la revolución de la moralidad, en la
corrupción de las costumbres y en el desatino del pensamiento de filósofos
ideologizados.
Es un mal de muchos, pero
el consolarse por ello es de tontos. A nosotros nos corresponde limpiar nuestra
casa, que es la nación peruana, de la que somos los insustituibles responsables.
Desde
hace varios años somos espectadores de los escándalos por corrupción de un
sinnúmero de gobernadores y alcaldes, de ministros y congresistas. Como si acceder
al puesto público fuese un botín, justificado para el ganador electoral.
La
distorsión compromete a todo el Estado, el escándalo de la corrupción judicial
empezó en el Tribunal Constitucional coludido para su impunidad con la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Es gravísimo.
Corrupción no es sólo
robar dinero al Estado, tiene una multiplicidad de facetas, siendo tan o más
grave incumplir los deberes de función, como también lo es el uso vil del poder
en beneficio injusto a favor de quien no lo merece. Se ha denigrado qué
significa autoridad proba y eficaz.
Nuestro sistema de
elección de autoridades ha hecho crisis. No funciona. Es electoralista,
inorgánico y partidista (pero sin existencia de partidos que funcionen como
corrientes de opinión ciudadana). Los ciudadanos tienen que votar por personas
que desconocen y que no los representan: ¿Cuántos de los que votaron por PPK,
en el 2016, sabían quién es Vizcarra, quien finalmente es quien nos gobierna y
conduce?
Para ganar una elección
el procedimiento es un torbellino de ofertas irracionales, que sumergen al
electorado en un afán resultado de la mercadotecnia, la demagógica, la
psicopolítica y las tecnologías de la propaganda.
La nueva clase política
resultante, anónima por desconocida, y autoritaria en su desempeño todo lo
contamina, destruye y tergiversa. Expresan y testimonian la falta de formación en
valores que se les cultivó en sus hogares, la falta de educación cívica,
urbanidad y buenas costumbres que no se les cultivó en el colegio y la falta de
formación moral que debió exigírsele a lo largo de todas las etapas de la vida.
No le convence que la
solución de nuestros graves problemas, se enfoquen por el cambio constitucional
al que el gobierno presiona. Que más parece un recurso del grupo caviar
(izquierda marxista modelo gramsciano, de ONGs derechohumanistas), que han
copado los nudos del sistema de adopción de decisiones en el estado.
Realmente las reformas
estructurales propuestas por el presidente y cuya autoría es de los caviares, no
contribuirán en nada a la solución de nuestros graves problemas de conducta
moral. Y, en contrario sentido, creo que las profundizarán más, pues, vamos
camino de un golpe de estado por los socialistas de todo pelaje, que han vuelto
a reemprender caminos de común estrategia política, a pesar de sus enemistades
internas y distinciones conceptuales.
Sin
pesimismo debemos afrontar estos retos que constituyen providenciales oportunidades
para unirnos los que nos sentimos convocados para luchar por la verdad, la
restauración del orden natural, la correcta transformación del Estado, el
respeto por la identidad de la persona de acuerdo a su naturaleza, la promoción
del matrimonio y la defensa de la familia. Solo desde estas realidades sociales
surgirán soluciones integrales y eficaces.
No es necesario seguir
ensayando con fórmulas ideologizadas, cultivadas por quienes son los
responsables de la corrupción intelectual y moral generalizada.
Publicado en el diario La Razón, Lima, viernes 17 de agosto de 2018, p. 6
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