Keiko y la trampa del género
SERGIO TAPIA T.
La
presente semana, periodísticamente, se inició el día lunes a tempranas horas
con sendas entrevistas radiales/televisivas en paralelo, sin duda importantes y
destacables, por parte de Martín Vizcarra quien nos gobierna como presidente de
la república, y por Keiko Fujimori que es la líder del partido político
mayoritario actualmente en el país.
El resto de la semana
ocupó, para el sector de analíticos ético-sociales, los 2 últimos minutos del
“pregunteo” que la periodista motivada por la ideología de género, más inquiría
con afán de confundir que de aclarar. A pesar de que empezó diciéndole a Keiko
que no era clara su posición sobre el género. Y, los dos minutos residuales de
una entrevista que desde siete minutos antes ya se había anunciado el último
tema a preguntar (las próximas elecciones de gobiernos locales).
He observado que en
aquellos analistas ético-políticos existe un desacuerdo que los divide y
enfrenta según las apreciaciones que sustentan. Para unos, con fundamento,
concluyen que Keiko se ha manifestado favorable al enfoque de género, y por lo
tanto habrá de generar desde su influyente partido una actitud tolerante a la
admisibilidad de la penetración de las teorías del género, que con tanto daño
se revoluciona subversivamente la ética psico-sexual y la desorientación moral
de las conductas desde la educación inicial. Si se revisa con atención la
grabación de la entrevista, esta posición cuenta con suficiente probanza.
Para otro sector, de los
analistas ético-sociales, Keiko estuvo bien porque rechazó la ideología de
género. Aunque habría que “perdonarle” el enredo en el que incurrió Keiko entre
ideología y enfoque, que con habilidad perversa propicio la periodista
entrevistadora, quien además de notoriamente exteriorizar su inconformidad
contra la persona de Keiko, tampoco quiso perder ni perdonar ninguna coyuntura,
ninguna ocasión, ningún resquicio que le pudiese proporcionar una ganancia para
sus fines y propósitos. Y, en estos temas de género, tan íntimamente ligados al
quehacer político de las izquierdas, obviamente que consistía ganancia enredar
en este tema a un político de presunta orientación derechista. Esta posición,
analizando la grabación de la entrevista, también tiene sustento.
El problema, entonces,
empieza. No concluyó como la periodista dijo querer en sus primeras palabras de
introducción al tema no anunciado en la entrevista, y que estimamos que Keiko
no estuvo preparada para absolverlo.
Si bien todos los que
piensan políticamente con acierto rechazan las diferentes manifestaciones de la
subversión del orden natural (política, social, económica y cultural). No todos
son prosélitos del fujimorismo. Desde las mismas corrientes del pensamiento
político serio y edificante para el futuro del Perú, surgen diversas líneas de
compromiso político partidarios, que son legítimos. Es decir, hay ciudadanía
contrapuesta en las opciones partidarias, aunque unida en las cuestiones
fundamentales: concepción de la persona humana, defensa de la familia y
cosmovisión cristiana, con rechazo a toda ideología.
Los
políticos deberían tener claro el rechazo del género como categoría aplicable
al ser humano. Los humanos no tenemos género, tenemos sexo. Hablar con
propiedad el idioma castellano, no es sólo un deber constitucional de los
funcionarios públicos (art. 48 de la Constitución), sino de todo quien
practique el idioma español. Y, hay en los últimos doce años cuatro
pronunciamientos oficiales de la Real Academia de la Lengua, que rechaza el uso
del término género, para la realidad de la persona humana.
El
problema no es ni la ideología, ni el enfoque. El problema es el género.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 31 de agosto de 2018, p.
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