Erradicar la corrupción escandalosa
SERGIO TAPIA T.
La
persona humana, es un ser capaz de coronarse en el mayor acto de heroísmo y de
santidad, como también es capaz de la peor bajeza y doblez: Como lo es abortar
al hijo, asesinar a los padres o al cónyuge, robar al pariente, traicionar la
amistad, ilegitimarse en la función pública o corromperse en el vicio.
Donde
existan seres humanos, el mal será practicado por algunos, no será posible
erradicarlo completamente. Pero, también, el bien y lo bueno destellará en
nuestros cotidianos horizontes. Pues, el hombre, es un ser capaz de portar
valores, de inspirar sus acciones en los valores y de sujetar su conducta a los
valores.
El mal no se erradica,
sin generar toda una transformación en la persona afectada por el mal,
infectada por él. La capacidad de regenerarse, de modificar la mala conducta, de
elevarse de la bajeza, de enmendarse de la corrupta senda del error y del mal.
Es la conclusión de lo malo.
No nos debe extrañar que
el mal haya sido descubierto en nuestros gobernantes y en los altos
funcionarios del Estado. Que no nos extrañe que nuestros jueces sean más
forajidos que los delincuentes, que nuestras guías para educar escolares
contengan error, ignorancia y maldad, y en general que quienes ejercen tutela
sobre los derechos de los otros sean tan canallas y tan estafadores y de tan
malvado proceder.
El
trigo y la cizaña “el falso trigo”, botánicamente, son plantas muy parecidas.
Pero, la cizaña no tiene ninguna utilidad, sus granos son tóxicos para el consumo
humano. Pero hay que tener cuidado en no desarraigar el trigo, lo bueno. Y, hay
que evitar cosechar la cizaña.
En
el ciclo del desarrollo de las sociedades, hay épocas de generación de héroes,
santos y personas de gran valía y valor. Y, otras épocas de sobreexposición de
la maldad encarnada, del contagio de la perversidad y del escándalo que es
cuando el mal ejemplo cunde y contagia.
Hoy
en día padecemos una hiperinflación de anti modelos, en todas partes del globo
terráqueo. La ONU es un nido de la subversión moral; la Corte Interamericana es
el anti testimonio del valor justicia; en el Perú carecemos de clase política
virtuosa y el liderazgo tiene pies de barro. La función pública ha sido
degradada para que el funcionario se sirva de las oportunidades y ventajas que puede
extraerle al cargo; ya no es actitud de servicio.
Estamos
en presencia de las excretas de una gravísima crisis moral, que afecta en gran
proporción a los responsables de la conducción del Estado, y en general a quienes
ejercen autoridad.
Con autoridad corrupta es
difícil erradicar a los que se han corrompido ejerciendo cargos públicos.
Hoy, más que nunca, es
exigible la transformación del Estado, con políticas públicas diáfanas y
mediante el ejercicio de la gobernabilidad eficaz.
Quizá ha llegado la hora
de licenciar, a todos o a muchísimos. Total, en el Estado peruano no hay
carrera pública de mérito, salvo las escasas excepciones de las FFAA, la PNP y
el servicio diplomático.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 13 de julio de 2018, p.
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