Los
anti-derechos humanos y la contra-Iglesia
SERGIO TAPIA T.
Los caviares no sacian la embriaguez de
poder que gozan usufructuando funciones en organismos internacionales. Desde
ellos, pretenden ejercer un gobierno mundial, en el que ellos adoptan
decisiones, con la pretensión de que los Estados abdiquen de su soberanía.
Este mes de febrero se divulgó un
“Informe con 67 Recomendaciones” de la Comisión de los Derechos del Niño, uno
de los innumerables grupos que dicen trabajar por los derechos humanos, bajo el
paraguas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El grupo de “18 expertos” han proferido falsas
“acusaciones” contra el Estado del Vaticano, desde el cual se gobierna la Iglesia
Católica en cada país y en todo el mundo.
Los autodenominados expertos dicen que
la Iglesia ha permitido el abuso de miles de niños. Sin embargo, la presidenta
del grupo, la abogada noruega Kirsten Sandberg, admitió no contar con ninguna
fuente estadística que sustente tan categórica acusación.
El Comité critica a la Iglesia Católica
por su posición contra el aborto, frente a la homosexualidad y con respecto a
la planificación familiar. Y, violando los “expertos” las libertades de
conciencia y de religión, osan dictar a la Iglesia cómo interpretar la Biblia y
le recomiendan cambiar su enseñanza moral.
Los acusadores no reconocen que la
Iglesia es, en diversos países, la institución líder de la educación y
protección de la niñez y la juventud.
Esto es una gran bajeza, que por decoro
un organismo internacional debería evitar. Pero, no: los caviares anti-derechos
humanos y los lobbies de la contra-iglesia, no conocen límites en las
atribuciones que usurpan.
Eso de “expertos” hay que ponerlo en
duda, pues, a esa Comisión de la ONU perteneció desde el 2009 nuestra incapaz
alcaldesa de Lima, Susana Villarán.
El representante del Vaticano
ante la ONU rechazó tajantemente las acusaciones y sostuvo que "impedir a
un país aplicar su jurisdicción sería una interferencia ilegal e injusta".
El Secretario de Estado Vaticano, expresó su sorpresa por la línea ideológica
adoptada en el seno de un comité de la ONU, y la impertinencia de estos
expertos en invitar al Vaticano a abrazar a la ideología de género. Causa finita:
El Vaticano no acepta las disposiciones propuestas en nombre de la ONU porque
aspiran “a interferir en la doctrina Católica”, como en el caso del aborto.
La reacción y respuesta de la
Iglesia ha sido viril y merecedora de imitación. Nuestra Cancillería debería
tomar debida nota de como debe reaccionarse en defensa del Perú, ante la arrogancia
caviar camuflada de derechos humanos. Y, terminar lo que venimos sufriendo en
los últimos treinta años, en favor de los delincuentes subversivos y en contra
de nuestras FFAA.
En la ONU hay cosas que andan muy mal.
Y, peor es que existan cancilleres y ministros ingenuamente doblegados a las recomendaciones
y sentencias de estos organismos de derechos humanos infiltrados, manipulados y
controlados por las izquierdas.
Publicado en el
diario “La Razón”, Lima, viernes 14 de febrero de 2014
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