domingo, 2 de diciembre de 2018

Crisis moral nacional


Crisis Moral Nacional
SERGIO TAPIA T.
            A muy poco de cumplir los 200 años de transcurridos los sucesos de nuestra independencia y formación republicana, atravesamos una muy seria crisis de orden moral.
            En diversas etapas históricas, la Nación ha sufrido crisis políticas, económicas, sociales y culturales. Pero, hoy la crisis –al ser de índole moral– se manifiesta mediante la putrefacción de la economía, la política y la cultura. Los principios morales están en extinción por falta de cultivo en las actuales generaciones de peruanos, y no soportan el edificio de nuestra Sociedad Nacional, que se viene desplomando. Lo que produce insensibilidad frente a los crímenes contra la vida, los que van en aumento en todas sus modalidades: manipulación de embriones, abortos, infanticidios, parricidios y homicidios por doquier.
            Sin tan poco vale una vida humana en nuestra sociedad, los demás derechos tampoco se respetan: la honra, la dignidad, la propiedad privada, el decoro en la función, cumplir a satisfacción el juramento o promesa de ejercer cargo o función pública con solvencia y honradez, etc.
            El bien moral es obligatorio, porque es un bien necesario, tanto para la existencia personal como para la convivencia interpersonal. El bien es el fin de la acción humana, y no hay otro bien que obligue sino el bien moral.
            Entre los bienes necesarios, descuella la familia. Un bien que tanto la sociedad nacional como el estado, le deben protección (Constitución, art. 4°).
            Hoy, la lucha fundamental entre el bien moral y la maldad, se libra en la familia. Hay fuerzas malsanas que la tratan de liquidar. Por lo que S.S. San Juan Pablo II, de tan grata recordación, afirmaba que destruir a la familia es provocar “una herida profunda en la sociedad y daños irreparables”.
            El mal moral que sufrimos es efecto de las ideologías, en maridaje con el extravío al que se ve sometido el buen pensamiento de los peruanos, tan adulterado por el relativismo, el hedonismo, el laicismo y el ateísmo militante.
            En el plano político y legislativo, es necesario velar por los buenos proyectos de ley, no puede ser que con ocasión de la detención de una pareja de chilenos que recurrieron a alquiler un vientre para obtener hijos mellizos mediante fecundación artificial, que en el Perú está legalmente prohibido. Sin embargo, constituyó una ocasión para presentar proyectos de ley por tres bancadas de congresistas presurosos a modificar las leyes que prohíben la eufemísticamente denominada “maternidad subrogada”. Frente a las leyes que son injustas hay que aprender a desarrollar la resistencia pasiva y activa. Hay que intervenir políticamente cada vez que se pueda. Es necesario estar alertas para reclamar y presionar al gobierno, teniendo presente que gobernar no es otra cosas que “gobernar para las familias”.
            Además, hay mucha tarea pendiente en el orden de la educación, de los hijos y de los padres de familia. Todas las familias necesitan ayuda: económica o afectiva, psicológica o espiritual; no hay que abandonarlas. Y, no perder de vista el horizonte cultural: estudiando, pensando, escribiendo y publicando.
            Con un programa de acción, asumido por personas de convicción, el Perú podrá remontar su profunda crisis moral, y quizá podríamos estar celebrando el bicentenario con un serio plan de transformación del estado.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 9 de noviembre de 2018, p. 7
Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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