Crisis Moral Nacional
SERGIO TAPIA T.
A
muy poco de cumplir los 200 años de transcurridos los sucesos de nuestra
independencia y formación republicana, atravesamos una muy seria crisis de
orden moral.
En
diversas etapas históricas, la Nación ha sufrido crisis políticas, económicas,
sociales y culturales. Pero, hoy la crisis –al ser de índole moral– se
manifiesta mediante la putrefacción de la economía, la política y la cultura. Los
principios morales están en extinción por falta de cultivo en las actuales
generaciones de peruanos, y no soportan el edificio de nuestra Sociedad
Nacional, que se viene desplomando. Lo que produce insensibilidad frente a los
crímenes contra la vida, los que van en aumento en todas sus modalidades:
manipulación de embriones, abortos, infanticidios, parricidios y homicidios por
doquier.
Sin
tan poco vale una vida humana en nuestra sociedad, los demás derechos tampoco se
respetan: la honra, la dignidad, la propiedad privada, el decoro en la función,
cumplir a satisfacción el juramento o promesa de ejercer cargo o función
pública con solvencia y honradez, etc.
El
bien moral es obligatorio, porque es un bien necesario, tanto para la
existencia personal como para la convivencia interpersonal. El bien es el fin
de la acción humana, y no hay otro bien que obligue sino el bien moral.
Entre
los bienes necesarios, descuella la familia. Un bien que tanto la sociedad
nacional como el estado, le deben protección (Constitución, art. 4°).
Hoy,
la lucha fundamental entre el bien moral y la maldad, se libra en la familia.
Hay fuerzas malsanas que la tratan de liquidar. Por lo que S.S. San Juan Pablo
II, de tan grata recordación, afirmaba que destruir a la familia es provocar
“una herida profunda en la sociedad y daños irreparables”.
El
mal moral que sufrimos es efecto de las ideologías, en maridaje con el extravío
al que se ve sometido el buen pensamiento de los peruanos, tan adulterado por
el relativismo, el hedonismo, el laicismo y el ateísmo militante.
En
el plano político y legislativo, es necesario velar por los buenos proyectos de
ley, no puede ser que con ocasión de la detención de una pareja de chilenos que
recurrieron a alquiler un vientre para obtener hijos mellizos mediante
fecundación artificial, que en el Perú está legalmente prohibido. Sin embargo, constituyó
una ocasión para presentar proyectos de ley por tres bancadas de congresistas
presurosos a modificar las leyes que prohíben la eufemísticamente denominada
“maternidad subrogada”. Frente a las leyes que son injustas hay que aprender a
desarrollar la resistencia pasiva y activa. Hay que intervenir políticamente
cada vez que se pueda. Es necesario estar alertas para reclamar y presionar al
gobierno, teniendo presente que gobernar no es otra cosas que “gobernar para
las familias”.
Además,
hay mucha tarea pendiente en el orden de la educación, de los hijos y de los
padres de familia. Todas las familias necesitan ayuda: económica o afectiva,
psicológica o espiritual; no hay que abandonarlas. Y, no perder de vista el
horizonte cultural: estudiando, pensando, escribiendo y publicando.
Con
un programa de acción, asumido por personas de convicción, el Perú podrá
remontar su profunda crisis moral, y quizá podríamos estar celebrando el
bicentenario con un serio plan de transformación del estado.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 9 de noviembre de 2018,
p. 7
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