El Estado trastornado desquicia la sociedad
SERGIO TAPIA T.
No
hemos perdido la capacidad de asombro frente a lo que presenciamos
cotidianamente: La negación del Estado desde sus propias autoridades.
Sufrimos una crisis muy
seria. La crisis de calidad de los seres humanos. Pero, abrigamos la fundada
esperanza de una recuperación cercana, porque no estimo que sean demasiado los
afectados, aunque sí son sobreexpuestos en demasía por los medios de
comunicación, que parece se regocijan al destacarlos.
Quienes ejercen autoridad
desde el Estado, y no expresan valores, es porque sencillamente no los tienen, porque
no los cultivan. Ya que todo ser humano es capaz de asumir y encarnar valores.
Las tinieblas que
soportamos en nuestros días, son porque solo se proyectan contravalores que
erosionan la vida social y la actividad política, así como la función pública.
Hace
un par de días mantuve una aleccionadora conversación con el joven Christian
Rosas –una promesa a corto plazo para la vida cívica y política del Perú–. Seguí
atento su curiosidad para darse respuesta al por qué las encuestas reflejan tan
altos índices de desaprobación al Congreso, elegido hace dos años y con
abundante mayoría a favor del partido Fuerza Popular, conducido por la segunda
generación fujimorista.
Los
130 congresistas proclamados miembros del Parlamento, representan el 19.81% del
total de la población electoral que los eligió al 2016. Pero, este cálculo
porcentual podría ser engañoso, al no tomar en cuenta los “otros votos” recibidos por otros candidatos que no alcanzaron a ser
proclamados, y sobre todo por los votos al partido sin ejercicio del voto preferencial.
En
nuestro país el voto es obligatorio, y su incumplimiento acarrea la suspensión
de algunos derechos y facultades ciudadanas. Además, para rehabilitarse se debe
pagar multa en beneficio de las arcas fiscales. Un electorado obligado favorece
la manipulación de las encuestadoras de opinión. ¿Si tantos opinan hoy contra
el Congreso, será porque no se sienten representados políticamente por los
congresistas que lo integran?
Hay
paradojas en la política-partidaria. Luego de haber sido elegido el actual
gobierno, con la figura representativa de su originario candidato presidencial,
Kuczynski, se produce su declaración de vacancia por permanente incapacidad
moral declarada por el Congreso. Y, le sucede en el cargo presidencia el
vicepresidente Martín Vizcarra, desde marzo. El actual presidente de la
república goza de elevado porcentaje de aprobación, según las encuestadoras, pero
no por obra pública que se aplauda, sino por su sistemática crítica y
demoledora censura a los otros organismos del Estado (el Congreso, el
defenestrado Consejo Nacional de la Magistratura, algunos aspectos del Poder
Judicial y a la persona del Fiscal de la Nación).
Gallup,
la casa matriz de las encuestadoras, afirma que las gentes suelen repetir en
las encuestas de opinión, las campañas de prensa de las dos últimas semanas.
Es
probable que más adelante el Perú adopte el voto voluntario, y como ocurre en
los países que ya lo practican, se reduciría la participación del electorado. Circunstancia
en la que las encuestadoras no podrían ufanarse de ser tan contundentemente apodícticas,
dejarían de servir a las campañas de prensa ideo-políticas. Pues, la “muestra”
de encuestados tendrían que ser certificadamente responsables de haber votado
voluntariamente. Pues, mal puede criticarse un resultado electoral, por quien
no participó en suscitarlo.
Reynaldo
Aragón, un periodista de buena prensa, felizmente que los hay y no son pocos,
difundió en la semana una verdad de Perogrullo que lamentablemente no se practica
por quienes deben: El periodista no es juez, porque su misión es informar
hechos verdaderos, ciertos, reconfirmados. Las sentencias corresponden ser emitidas
por los jueces, y serán sólo válidas las pronunciadas de conformidad con lo justo
y por magistrados con rectitud. Por nadie más. Es desintegrador que cualquier
autoridad política, o que los medios de prensa, o que las encuestadoras, o que
el creciente y masivo uso de las redes sociales, invadan el campo de la
justicia, para lapidar y linchar con motivación de intereses y veleidades.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 19 de octubre de 2018,
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