jueves, 10 de noviembre de 2011

Política y magia negra: Dédalo y los muñecos "vudú"

LA RAZÓN DEL DÍA

Política y magia negra: Dédalo y los muñecos “vudú”
Director Jurídico de UnoAmérica


            El sistema comunista implantado en Cuba, en 1959, ya pasa más de medio siglo en el poder. Es un régimen comunista clásico y típico: (1) Nepotista (Fidel Castro le transfirió el poder a su hermano Raúl); (2) Edificado en ríos de sangre, vertidos en el paredón de fusilamiento de cuanto cubano disidente fue y es objeto de la sospecha de quienes gobiernan.
Resulta curioso que, obedeciendo a una ideología persecutora de toda religión, como es el marxismo (anti-católicos en Polonia, anti-ortodoxos en Rusia y anti-budistas en China), sin embargo en Cuba el marxismo ha hecho maridaje con el vudú, como bien lo explican los periodistas españoles José Lesta y Miguel Pedrero en “Claves ocultas del poder mundial”.
Hay mucho escrito sobre el pacto satánico de Fidel Castro, su relación con la tradicional “santería cubana” y la desmedida afición a la nigromancia por la inteligencia cubana. No se ha dicho aún mucho sobre la relación que esto pueda tener con el tratamiento de la salud de Hugo Chávez, ya que en Venezuela ha sido próspera la cultura al sincretismo religioso.
            Hace tres años, la imagen del presidente de Francia fue objeto de una campaña de ventas tildada de humor político. El “kid” costaba 13 euros. Consistía en un muñeco de tela con el rostro de Sarkosy, un libro biográfico de 56 páginas, que contenía también unos conjuros contra el “mal de ojo”, y una docena de agujas para aplicarlas en el muñeco. Jurídicamente, tal broma, tuvo tratamiento de violación al derecho a la imagen.
            Con mucho menor precio, 29 nuevos soles, en Barranco se venden muñecos vudú con la reproducción del rostro de varias personalidades públicas que han ejercido representación política. Coincidentemente ninguna es comunista. No hay muñeco vudú de Abimael Guzmán, a quien todos recordamos con su vestimenta presidiaria, a rayas. Pero, todos los muñecos que se venden en el atelier Dédalo, visten traje de presidiario a rayas.
También están ausentes los personajes de la política actual, ni siquiera los que han posado en la “Ostra de la Semana” (de “Rey con Barba”), ni de los que frecuentemente llenan los titulares y son objeto de los programas cómicos. No hay muñeco para la “Roba-Cable”, el “Come-Oro”, ni el enfadado Javier Diez Canseco, ni para la Ministra de la Mujer Aída García de Naranjo (responsable de una ineptitud en el ejercicio de sus funciones), ni tampoco para el Segundo Vicepresidente Omar Chehade (epicentro de un terremoto político que desestabiliza a su gobierno). Es elocuente la ausencia de políticos gubernamentales, socialistas y comunistas.
Pero, lo preocupante de esta fea campaña, es su antijuridicidad. La que no se reduce a delitos contra el Honor, porque puede propiciar actos de violencia contra las personas representadas fotográficamente en los muñecos vudú.
El Ministerio Público debe de actuar de inmediato, para eso existe el Fiscal de Prevención del Delito.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 10 de noviembre 2011, pág. 13

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