lunes, 13 de agosto de 2012

Marxismo y antiminería


Marxismo y antiminería

SERGIO TAPIA




            Las empresas mineras privadas en Conga (Cajamarca) y en Tintaya (Espinar, Cuzco), no son infractoras de la conservación de la naturaleza, ni se han enemistado con el pueblo. Ellas son víctimas, como lo serán a su turno el resto de empresas privadas del Perú, del holocausto revolucionario que los comunistas intentan perpetrar en el Perú.

            La sistemática concientización anti-minera, iniciada hace 11 meses, es pura metodología revolucionaria (y de la rancia). Responde a motivaciones ideológicas. Forma parte del proceso subversivo marxista. Los problemas que se imputan a Conga y Tintaya, son el gran psicosocial marxista.

Las injusticias reales y ciertas no son motores de la revolución marxista. Si lo son la capacidad organizacional comunista y sus técnicas manipuladoras de las organizaciones de fachada.

Mucho costó, al Perú, erradicar el comunismo en los ochenta y noventa. No es justo, por la memoria de las miles de víctimas que nos costó el baño de sangre terrorista, que por ineptitud o inacción se deje en herencia para nuestro futuro inmediato un marxismo fortalecido capaz de mantener en jaque al país.

Abatir las falsas banderas reivindicativas marxistas, donde se encuentren, debe de ser la consigna del Estado, de los partidos democráticos y de la ciudadanía toda.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ya se pronunció sobre Conga. Porque los comunistas han descubierto que el Poder Judicial es eso: Un “poder”, al que manipulan desde los organismos internacionales, no por estar infiltrados sino porque ya los tienen copados.

Publicado en el diario “La Razón”, jueves 12 de julio de 2012, pág. 6

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