lunes, 18 de junio de 2018

¿DDHH para encubrir tropelías?


¿DDHH para encubrir tropelías?
SERGIO TAPIA T.

            La reciente aprobación del Proyecto de Ley para instaurar el aborto sin restricción alguna, en Argentina, a la sola solicitud de la gestante, pagado por el presupuesto público, cuya atención será atendida en un máximo de cinco días y con amenaza de sanción penal a los médicos para impedirles ejercer la objeción de conciencia por sus principios morales o religiosos: Se ha consumado alegando que es un derecho de la mujer desalojar al ser humano que anida en sus entrañas. Pero, al abortado, ningún derecho, ningún tutelaje.
            Con ese tipo de leyes, habrá países que engrosarán el menú de plaza turística para prestación de singulares servicios, en este caso, el aborto fácil y gratis. Se sumará a la cartilla del turismo mundial que busca matrimonios y divorcios relámpagos, legalidad para vientres de alquiler, como para el vicio del juego, la explotación de adolescentes y niños para prostituirlos, así como el libre consumo de drogas y hasta el derecho exigible al Estado para que les administre la dosis cotidiana.
Vivimos un cambio de época, cuyos grandes rasgos fueron trazándose a lo largo de esa centuria cínica que fue el siglo veinte. En la que se dedicaron a cantar la paz entre los pueblos, la prosperidad de las naciones y el amplio desarrollo social y económico humano. Pero sin ninguna eficacia. Resultando el único siglo de la Historia con dos guerras mundiales en una diferencia de 20 años, de centenares de conflictos localizados, de terribles guerras revolucionarias y de sangrienta actividad terrorista ideológicamente motivada.
Siglo de persecuciones religiosas con alta mortandad, que no cesan y que se extienden por todos los confines. Siglo del que la democracia no tiene que enorgullecerse, pues la mitad del mundo vivió subordinado a la crueldad de los dictadores comunistas y nazi-fascistas. Siglo para lamentar la mucha estafa moral y la poca veracidad, en el que sistemáticamente se atropelló sutil como cínicamente.
El siglo XX fagocitó, por ideología y pasiones irracionales, a 130 millones de seres humanos mediante guerras promovidas, delincuencia impune, estimulación del aborto y la eutanasia.
Ese es el “terreno” sobre el que se edifica nuestro siglo XXI. Pisamos sobre suelo pantanoso, fruto de la ruindad humana, saturado de vicios, carente de élites culturales y de liderazgos éticos. Por eso, nada nos debe sorprender. Lo de Argentina, no tenemos derecho a quejarnos, no deben haber lamentos.
Debemos erguirnos, como buenos batalladores. Seguir luchando con más brío. Y, así esperar que en el Senado termine bien, lo que tan mal empezó en Diputados.
Pero, los oleajes salpican. Algo llegará a nuestras orillas político-culturales. Porque similares ideologizados y extraviados morales pululan por aquí. Sufrimos una sobreproducción de desorientados pasmarotes, que son fáciles prosélitos de cualquier argumento novedoso. Que no se resisten a ser conducidos como hombres-masa, que son fáciles presas de un sistema de estímulos psico-activadores, que de seguir con vida Pavlov, se hubiera regocijado por la validación de sus experimentaciones en tan gran escala social.
Estamos obligados de cuidar nuestro hogar nacional. En esto somos insustituibles. No hay quien nos reemplace. Tenemos el deber de asegurar eficacia en nuestra acción. Superando egoísmos liliputienses, y fortaleciéndonos en torno a lo que nos une.
Para la restauración moral y político-social, que el Perú hoy nos reclama, todos siéntase convocados, nadie es discriminado.
Pero, quien se crea limpio para tirar piedras de discordias, e intente quebrantar la militancia en la unidad por el interés común, su actitud lo autoexcluye.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 15 de junio de 2018, p. 6

Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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