miércoles, 29 de junio de 2011

Empleo y desocupación

LA RAZÓN DEL DÍA

EMPLEO Y DESOCUPACIÓN
Director Jurídico de UnoAmérica

            Hay varias razones que mueven a pensar, con preocupación, sobre los niveles de empleo y de desocupación en la sociedad peruana.
En primer lugar por un sentido de sensibilidad humana. Pues, mediante el trabajo la persona se dignifica y se realiza vocacionalmente. Esta dimensión nos trasporta a una consideración moral del empleo, que relaciona el trabajo con la existencia humana.
En segundo lugar, porque la concreción del patriotismo y del amor a la Nación Peruana de la que nos reclamamos ser miembros, pasa por desear y querer lo mejor para todos los que son nuestros. Esta es la dimensión de la solidaridad.
En ambas razones hay compromiso social. Por supuesto, que hay un mayor número de fundamentos racionales acerca de la necesidad y de la justicia del pleno empleo para todos los peruanos.
Salvo los casos del empleo doméstico y del servicio público, lo común en la sociedad es que, la fuente de donde surge la oferta de empleo, sea la empresa. Por ser la célula básica de la economía; así como la familia es la célula básica del todo social.
Pero atentan contra la oferta del empleo, las crisis cíclicas del sistema productivo. Sean las crisis del sistema capitalista liberal e individualista, como las catastróficas crisis catastróficas que se han sufrido en el sistema capitalista estatal y socialista. En ambos se ha producido el fenómeno del desempleo masivo, afectando sectores de la población, ya sea por la inexistencia de suficientes plazas de trabajo con relación a la población que reclama empleo, ó por el cierre de empresas que venían funcionando.
No sólo el desempleo aprieta en lo no calificados o con insuficiente calificación tecnológica, también hay desempleo y sub-empleo para determinados oficios y en algunas profesiones.
El desempleo individual es un problema que afecta el progreso de una persona, y si es cabeza de familia pone a ésta en sumo riesgo. Mayores problemas se causan cuando el desempleo afecta a determinados sectores productivos y a porciones muy amplias de nuestra población.
Por eso observamos con preocupación que en determinadas localidades del país, en las que se verifica un crónico desempleo, como lo hay en el Departamento de Puno, se alcen voces y se realicen campañas de concientización ideológica contra las actividades mineras, y hasta se declare con suma irresponsabilidad que el “departamento es libre de minería”. Porque, a la desocupación fortuita que sufren nuestros compatriotas altiplánicos, sometidos a labores agrícolas bajo condiciones climáticas de intensas heladas, a la que se suman los desajustes en la reciprocidad del intercambio por las actividades económicas primarias que realizan. Se agudizará la cesación del empleo, por influencias ideológicas y por decisiones políticas. Esta es la mayor negación de la “economía inclusiva” a la que nos preparamos su aplicación con el próximo advenimiento de la “administración Humala”.
            Pero, no sólo son causas morales individuales las que producen graves injusticias en la calidad y dignidad del empleo. También el factor político imposibilita el pleno empleo en una sociedad: Cuando las políticas monetarias son inadecuadas (como las que receta el FMI); cuando no se estimula el ahorro para la inversión; cuando se adoptan medidas restrictivas del crédito; cuando no se acierta con una sana política salarial, sea por su excesivo incremento o por la severidad en su reducción. Como también causan repercusiones en el pleno empleo, las medidas de política comercial, cuando se cierran los mercados de exportación minera, y cuando se reducen ciertos rubros de importación de bienes que concluyen su transformación con mano de obra nacional.
            Las consecuencias del desempleo son tremendas, moral y socialmente, no solo son económicas: Miseria de familias enteras, marginación social del desempleado, la quiebra moral que produce el estado de ociosidad. Además, que son fuente de tensiones sociales, que favorecen ánimos revolucionarios y fomentan la difusión de ideologías violentistas.
            En el Perú, que venimos percibiendo los beneficios de varios años de crecimiento económico, conviene tener presente que así como ha sido posible lograrlo, hay por parte de nuestra clase política el deber ético-social de estabilizar la tendencia de nuestro actual ciclo económico, para que la mayor oferta de empleo sea permanente y no se trunque a causa de imprudencias gubernamentales.
            La coordinadora de todos los gremios empresariales, la CONFIEP, entre otros compromisos ha asumido el de cumplir y hacer cumplir las obligaciones laborales. Buen propósito, en un Perú que dejó a más de una generación laboral fuera del registro de la planilla, privándoles de la atención del seguro médico y de la previsión de la cobertura de la jubilación.
            No abandonemos las banderas de la justicia social a las izquierdas, las que sólo han servido para el reclamo y la protesta, pero no para su solución.
http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion01&td=22&tm=06&ta=2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario