viernes, 29 de junio de 2012

La persona como autoridad


La persona como autoridad

SERGIO TAPIA




Sostenemos que los enfoques ideológicos son miopías que distorsionan la visión real del ser humano. La ideología liberal edifica una sociedad ideal desde su equivocada presunción individualista del ser humano. La réplica de los socialismos, intentando corregir los desajustes liberales, torpemente se reduce a reconocer la persona como ser social y bajo el yugo del totalitarismo estatal. El remedio peor que la enfermedad.

            Para ejercer autoridad política se requiere tener formación doctrinal sin contaminaciones ideológicas, conocer las exigencias del bien común (nacional, regional o municipal, según la graduación de la autoridad) y poseer reconocida trayectoria moral pública y privada.

            Las tres condiciones deben confluir en quien aspire ejercer autoridad, sea electa o por nombramiento. La ausencia o deficiencia de alguna de ellas, será de consecuencias irreparables para todos nosotros. Lamentablemente verificamos la existencia de ideologizados que ejercen poderes parlamentarios, regionales y municipales que subvierte la producción minera con daño a la economía nacional. Desgraciadamente hay sujetos impreparados que ejercen funciones públicas. Dolorosamente constatamos inmoralidad en la función pública –la verdadera, no la hipocresía de ver solo paja en ojo ajeno–.

            Democratizar el ejercicio de la autoridad es transformarla para la sencillez, erradicando la altanería que puede causar. Todos los que ejercen autoridad deberían atenderse en los servicios de salud del Estado y del Seguro Social, para que su presencia contribuya a remediar las desatenciones seculares. Las autoridades deben cumplir las leyes de tránsito vehicular como los demás ciudadanos. Hay otras muchas muestras más.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima jueves 14 de junio de 2012, pág. 6

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