jueves, 25 de octubre de 2012

El padre Jorge Grasset


El padre Jorge Grasset

SERGIO TAPIA T.



“El hombre no dura (…), el hombre pasa” Salmo 39

 

            Modelo de encarnación de principios: Ese es el padre Jorge Grasset.

Donado por entero a extender el Reino de Cristo, mantuvo un promedio de 200 días al año predicando retiros, era maestro espiritual de los ejercicios espirituales de San Ignacio.

Fue de los adolescentes franceses que vivieron y murieron a causa de la segunda guerra mundial y de sus terribles consecuencias tempranas. Amaba delicadamente a su patria y la hacía admirar a sus interlocutores.

Deambuló apostólicamente por España y Sudamérica, donde la Providencia lo requirió. Varias veces visitó el Perú. Admiraba a Santa Rosa de Lima, aquel tesoro espiritual que por tener tan cerca, los limeños descuidamos.

Se concentraba en lo esencial, sin caer en la vorágine de lo urgente. Encarnó las cualidades para asesor eclesiástico de laicos. A eso destinó su vida, larga, por 91 años.

Sirvió a la obra para la edificación de la “Ciudad Católica”, con el lema: Formación doctrinal para la acción eficaz.

Logró extenderla en Europa y América. Sabiendo distinguir el celo por las autonomías, logró articular una diversidad de institutos de formación doctrinal, uniéndolos por la doctrina y descartando el efímero caudillismo personalista. Contribuyó a perfeccionar las metodologías eficaces para la acción social restauradora de la Cristiandad.

Él, se reservó la labor de conversión profunda y duradera de sus allegados.

Falleció, en Argentina, el día de los Ángeles Custodios, cuya devoción difundió a tiempo y a destiempo.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 11 de octubre de 2012, p{ag. 6

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