viernes, 6 de noviembre de 2015

Distorsiones y desvíos - artículo La Razón

Distorsiones y desvíos
SERGIO TAPIA T.

            La persona humana, ser racional, tiende naturalmente a la búsqueda de la verdad. Esta tarea es ardua, y no siempre gratificante. Porque no hay seguridad de acertar en un buen resultado.
            Así, uno de los problemas agudos de la sociabilidad humana es la propensión al engaño. Mentir se ha trocado en un arte. Se ha desarrollado una tecnología de la estafa en las ofertas.
            Diversas causas han concurrido para generar el estropicio. Como la posibilidad del error (aun con buena intención) y el contagio de las ideologías (que son visiones reductoras de la realidad, y embusteras que disfrazan la mentira).
            Agravan el panorama las pasiones subalternas, y la transferencia que se produce entre tecnologías de naturaleza y objetivos muy diferentes. Como ocurre con las transferencias entre las operaciones sicológicas, la propaganda política y la publicidad comercial. Estas tecnologías de la persuasión sufren trasbordos intencionados y otros inadvertidos por negligencia.
            Padecemos cierto sometimiento a un sistema noticioso-informativo que sistemáticamente distorsiona. Porque presenta “interpretaciones” de hechos y no transmite la realidad a través de la información de los hechos. Es prensa que intencionadamente deforma y no informa, es un sector de prensa envilecida por intereses subalternos e ideología.
            El profesor francés Gilles Lipovetsky sostiene que nos encontramos inmersos en una cultura y sociedad narcisista porque se complace en banalidades, consumista de modas efímeras, con pose de ecologista, híper-individualista, desertoras de los valores tradicionales, indiferente, hedonista, sin conciencia de la Historia, descreída del futuro y ociosa.
            No nos debe extrañar (sin perder la capacidad de indignarnos) la carencia de élites, el descrédito del sistema político, la crisis de autoridad e ineficacia del Estado, la anarquía y los continuos brotes terroristas, la inmoralidad, los altos índices de inseguridad y delincuencia. La perfidia de la administración de justicia.
            Impera la deslealtad y se desvaloriza la amistad Con pena observamos que las instituciones y comunidades se niegan en acompañar y alentar al integrante víctima de esta sociedad atroz.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 6 de noviembre de 2015, pág. 6


Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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