miércoles, 24 de agosto de 2011

EL ARLEQUÍN

LA RAZÓN DEL DÍA

EL ARLEQUÍN
Director Jurídico de UnoAmérica

            Ambos hermanos, en los últimos once años, fueron socios de aventuras golpistas fracasadas, de prisión y amnistía, de proyectos políticos. Hoy uno es el hermano-presidente, que goza del poder; y el otro sólo le corresponde asumir las condiciones -siempre duras- del encarcelamiento. Sentenciado porque se levantó en armas para tratar de impedir, sin ningún éxito, que a su hermano –el presidente-, en esa fecha comandante del Ejército, no lo invitaran al retiro.
            Hay mucho escrito por Ollanta y por Antauro. La producción de éste último, es de mucha mejor calidad: Hojeando sus respectivos libros: el de Ollanta “De Locumba a candidato de la presidencia en Perú” y el de Antauro “Etnonacionalismo” (tercera edición). La obra de Antauro es literatura política; la de Ollanta son páginas anecdóticas, auto-complacientes, es una incompleta auto-biografía.
            Ollanta fue forjado, empujado y hasta arrastrado por su hermano Antauro, a la situación política de la que hoy goza. Ollanta dice querer a Antauro (así lo afirma, más de una vez, en su referido libro). Pero, hoy lo incomoda para poder gobernar.
            El problema para la estabilidad del gobierno de Ollanta no proviene de sus rivales políticos, porque todos son amantes del sistema democrático, y estiman que el éxito de la Administración de Ollanta, es el éxito para el país.
Las amenazas para el gobierno de Ollanta, vienen de la falta de concordia en su familia, así como de sus aliados socialistas que se embarcaron en su campaña electoral, y ahora controlan parcelas del poder, alrededor del presidente Ollanta.
            Hay una irreconciliable actitud de los marxistas con el sistema democrático. Porque la inspiración ideológica marxista no es de tolerancias, ni es de cultivar las formas, ni mucho menos de respetar los límites. El marxismo no es partidocrático y, sus ideales, no provienen exactamente de la Revolución llamada Francesa. Los marxistas son otra Revolución. Aunque entre ambas experiencias revolucionarias, la liberal y la marxista, hay ciertos puntos de aproximación y coincidencia, y si bien son contrarios, no llegan a sser contradictorios ni antípodas. Pero este es otro tema.
            Grandes amistades se han echado a perder, en razón de intereses políticos. Personas con estrechos vínculos entre sí, se han precipitado en espantosos desenlaces.
            Hoy, en el Perú, el endiosamiento de la política, cobra víctimas propiciatorias. El costo para Ollanta, al haberse ungido presidente democrático, echó por la borda su relación fraternal, y ha hecho crisis su relación paterno-filial.
            Es que el problema radica en el motivo por el que Antauro es hoy un preso. Fue “por y para” Ollanta. Y, ahora, Ollanta es el presidente del Perú; gracias a Antauro.
            Otro problema es si la argumentación jurídica del papá de los Humala, obtiene eco y validez en el Poder Judicial, para liberar a Antauro. Sí es así, se acabaron en el Perú los juicios contra los militares, por su lucha contra el terrorismo. Porque, según esta tesis, cuando media una sublevación armada, no hay asesinatos.

Diario “La Razón”, jueves 18 de agosto de 2011, página 13
http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion03&td=18&tm=08&ta=2011

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